OBITUARIO
Albin Hänseroth, ex-director artístico del Teatro del Liceu

JUSTO ROMERO
Albin Hänseroth era un punto y aparte en el mundo de la gestión musical. Amable y aventurero, políglota (hablaba, entre otros idiomas, un español bastante más perfecto que el de muchos paisanos de Cervantes), culto y apasionado de la música, rompía estereotipos. Los rompió durante su afortunada gestión como director artístico del Teatro del Liceu de Barcelona, puesto que desempeñó con singular fortuna entre 1990 y 1996, periodo en el que se produjo el trágico incendio que destruyó por completo el teatro barcelonés.
Hänseroth se distinguía del mundo sofisticado y muchas veces esnobista de la ópera por su concepto social del espectáculo lírico. En este sentido, su lucha por abrir el Liceu a nuevos públicos fue en ocasiones incluso heroica, hasta el punto de granjearle algún que otro sinsabor. En la memoria queda su famoso enfrentamiento con la todopoderosa Montserrat Caballé y su hermano Carlos, finalmente resuelto muy amigablemente, como no podía ser de otra manera tratándose de personas unidas por la pasión común a la ópera, por muy diferentes que fueran sus perspectivas y objetivos.
Las programaciones de Hänseroth se distinguían por ser siempre abiertas y diversas, sin jamás hacer bandera del repertorio germánico. Estaban marcadas por su sentido humanista y la calidad de los intérpretes. Nunca se sintió prisionero de los divos ni de ningún poder fáctico. Apoyado en su prestigio intelectual –era doctor en Sociología del Teatro, y ejerció como catedrático de Sociología y Pedagogía de Mass Media en la Universidad de Colonia-, sus argumentos eran difícilmente rebatibles.
Su inteligencia y perspicacia para comprender los gustos del público y la realidad social de su entorno resultaron también decisivas a la hora de programar sus minuciosamente equilibradas temporadas líricas. “Hay que encontrar el equilibrio entre lo que tú piensas que debes de hacer y lo que el público esta dispuesto a admitir. Indudablemente, siempre hay riesgo. Por ejemplo, si yo estuviera en un teatro alemán, suizo o austriaco, donde las subvenciones alcanzan el 85% a veces, es decir, que no importaría que el teatro estuviera vacío: yo entonces haría producciones de compositores desconocidos u obras poco representadas. Y entonces esto hace que como mucho nos podemos arriesgar a poner un título por año de algo no usual y ver qué pasa”, comentó en una entrevista realizada poco tiempo después de acceder a la dirección artística del Liceu.
Pero el vínculo del doctor Hänseroth con el Liceu se remonta ya a 1988, cuando fue nombrado responsable de los departamentos de coordinación y producción, hasta el mes de febrero de 1990, en que fue nombrado por el Consorci del Gran Teatre del Liceu como director artístico del mismo. En el año 1996 pasó a ser director de la Hamburgische Staatsoper (Ópera estatal de Hamburgo) y posteriormente estuvo a cargo de la dirección del Auditorio de la Filarmónica de Colonia.
En España, deja la memoria de un talante abierto y dialogante, pero que al mismo tiempo se mantuvo siempre como firme defensor de sus criterios y puntos de vista. Su enfrentamiento con los Caballé queda como anécdota protagonizado por un auténtico caballero de la lírica, cuyo trabajo en la dirección del Liceu supuso un significativo paso en la transformación de este teatro en un moderno centró lírico, a la altura de los mejores teatros europeos.
Gran conocedor de la actualidad operística y musical española e internacional, fue también un apasionado amante y conocedor de la ciudad de Barcelona y de la cultura española, que conoció y sintió siempre muy en sus adentros. Nadie olvidará, tampoco, su decidida solidaridad, apoyo y aciertos profesionales en los difíciles momentos que sucedieron al incendio de 1994. Con su muerte, España y su cultura pierden a unos de sus valiosos admiradores.

Albin Hänseroth, ex-director artístico del Teatro del Liceu de Barcelona, nació en Mönchengladbach (Alemania), en 1939, y falleció ayer en Alemania.