Fallece Giulietta Simionato, mezzo entre dos épocas
Giulietta Simionato, mezzo entre dos épocas
La mezzosoprano Giulietta Simionato (Forlí, 1910) falleció ayer en Roma una semana antes de cumplir los cien años. La edad se hacía sentir y se encontraba bastante fatigada en los últimos tiempos. Desde 2005, cuando viajó a Venecia para poner el nombre de María Callas a un puente junto a la Fenice, apenas salía de su casa.
En 1933 ganó un reputado concurso en Florencia y durante varios años actuó en papeles secundarios en muchos teatro, como la Scala, a fin de ir formándose. Su fama comenzó en 1945 como la Dorabella del “Cosi fan tutte” en Génova y París, aunque su consagración llegó como “Mignon” en Génova de la mano de Gianandrea Gavazzeni, obra con la que se encumbró definitivamente en La Scala en 1947, donde ya cantaba desde 1936 pero siempre en papeles pequeños. El director Tullio Serafin fue su gran valedor. A primeros de los años cincuenta participó junto a María Callas con “Norma” y “Aida” en las célebres temporadas del Palacio de Bellas Artes mejicano. En 1957 cantó con ella “Anna Bolena” en la Scala dentro de la ya mítica producción de Visconti. Ambas mantuvieron amistad y admiración. En una ya lejana entrevista en su casa romana se le saltaban las lágrimas al recordar el dúo de ambas: “Yo, arrodillada, pidiéndola perdón con humildad… ¡Qué gran momento! Uno de los más inolvidables de mi carrera”.
Su amplísimo repertorio abarcaba Rossini (“La Cenerentola”, “El Barbero de Sevilla”, “Moisés” o “La italiana en Argel”), Bellini (“Capuleti e Montecchi”, “Norma”), Donizetti (“La Favorita”, “Anna Bolena”), Verdi (“EI trovador”, “Baile de máscaras”, “Don Carlo”, “Aida”, “Falstaff”, etc.), y también fue muy considerada en “Carmen”, “Sansón y Dalila”, “Adriana Lecouvreur” o “Cavalleria rusticana”. Muy célebre fue su intervención en “Los hugonotes” scaglieros de 1962 junto a Corelli y Sutherland. Intervino tanto en recuperaciones “La pietra di paragone”, “II Conte Ory”, “Tancredi” e incluso la “Clementina” de Boccherini, como en óperas contemporáneas (“Maria Egipciaca” y “La Fiamma” de Respighi, “Il Re” de Giordano, “Los visitantes nocturnos” de Menotti o “La Atlántida” de Falla).
Cantó por todo el mundo –Milán, Londres, Nueva York, Viena, Salzburgo, etc- hasta su retirada de los escenarios en 1966 con “La clemencia de Tito” para casarse con un médico muy conocido de 82 años. Anteriormnte había estado casada con un violinista de la Scala y aún contraería un tercer matrimonio.
Poseía una voz brillante, muy bien proyectada, homogénea en todo el rango, manejada por una técnica excepcional, siendo capaz de interpretar con fidelidad el canto elegiaco de una “Mignon”, el dramático de una “Carmen” o “Cavalleria” e incluso el cómico de una “Cenerentola”. Fue la gran sucesora de Ebe Stignani, la gran rival de Fedora Barbieri y luego cedió el testigo a Fiorenza Cossotto. De ahí que Simionato suponga la transición entre el canto anterior a la guerra y los nuevos caminos de la postguerra.
Con ella se cierra un poco más la gran página de la edad de oro lírica de los años cuarenta y cincuenta. Descanse en paz.
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