Fallece Rafael Banús
Fallece Rafael Banús
Nuestro colaborador Rafael Banús falleció ayer de infarto. Él nos enviaba cada año sus críticas desde Pésaro y nos amenizó durante años tardes y noches desde Radio Clásica. A él, en nuestra añoranza, le dedicamos hoy nuestra edición.
A esos pequeños genios
Rafa Banús, Rafita para casi todos, se ha ido ayer para siempre, tras años sufriendo una ataxia espantosa que le hacía caminar como un borracho y que le dejó huérfano de lo que más amaba, reelaborar sus pensamientos sobre la música, hacer comparaciones imposibles… dejarnos con la boca abierta.
Nunca he conocido a nadie que supiera tan profundamente de lo que estaba hablando, tanto en la radio como fuera de ella, sin posibilidad de rebatirle una coma y que, a su vez, fuera capaz de hacer una crítica constructiva cuando salías con él de un estreno, como si fuera un marciano.
-Coño, Rafa, la escenografía era un bodrio.
-Bueno… y tú ¿qué habrías hecho?
Pues sí, Rafa, pues como todos, quejarme continuamente, intentar quedar como una experta hablando de memeces…
-Pero Rafa, ese rol es para una spinto y a ésta le quedan unos años y un cartón de Habanos.
Y entonces hablaba Banús… esa enciclopedia andante, con esos datos abrumadores de aquel día, del mes y del año, en que la soprano fulana estrenó en el teatro aquel en el que, por cierto, están de obras actualmente, ese rol… y en fin, que no era una spinto.
Que a Rafa ayer se le paró el corazón y, a pesar de que a veces no se acordaba ya de si había desayunado, me impresionaba constatar que todo lo demás, lo referente a sus pasiones, seguían allí dentro y que, a pesar de su poquísima capacidad para coordinar la musculatura de su garganta y su boca, intentaba comunicártelo.
Que la información no se puede perder, dicen los cuánticos, que quizás se queda en el horizonte de sucesos, que quizás esté también ahí el cerebro de Tambascio, que también allí hay un club de Berganzistas, qué sé yo, que me hagáis hueco…
-Y tú… ¿qué habrías hecho?
-No sé Rafita, quererte.
Susana Lozano
Precioso, emocinante comentario. “El fantasma de la ópera” nos enseñó tanto y nos hizo disfrutar y de qué manera a los aicionados al género. Hoy también creo en lo cuántico y quiero que me hagan hueco… Nos queda tanto por aprender y por gozar…
Cuando la vida te suela una bofetada emocional como ésta, te das cuenta que el mañana es un milagro para nuestra propia existencia.
Con Rafa solía contactar con asiduidad, por teléfono, siempre pidiendo consejos o su parecer sobre determinados temas relacionados con la lírica. En su Espasa cerebral, perfectamente equilibrado en interconexiones neuronales canoras, siempre había un buen consejo, o un atinado criterio.
Nos vimos siempre cuando venía a San Sebastián -su tierra natal-, principalmente a la Quincena Musical, y resultaba un verdadero placer tomar un largo café americano, hablando de nuestros distintos o comunes puntos de vista.
Como sabio que era, le gustaba mucho más escuchar que hablar, siendo siempre prudente en sus respuestas, totalmente alejadas de acritud hacia persona alguna.
Se te echará en falta muchísimo.
Espero que alguien con más valía que quien ahora escribe, tenga la feliz idea de hacerle un homenaje, al cual me apunto y sobre el cual él pondría todos los reparos del mundo.
El corazón se le ha roto por causa de tanta armonía y melodía de belleza musical que tenia dentro.
En una añoranza permanente nos veremos, querido Rafa.
Manuel Cabrera
Ojalá antes de dejarnos haya sabido de todo el afecto al que se había hecho acreedor al proporcionarnos esas magníficas tardes-noches de los sábados con sus extraordinarios comentarios sobre el mundo de la ópera…