Falstaff en A Coruña
Falstaff en A Coruña
Me ha tomado la delantera mi compañero (y sin embargo amigo) Irurzun. Querría yo haber escrito sobre el Falstaff que se va a poder escuchar en A Coruña esta semana, cuando me encuentro con el (como siempre, sabio) comentario operístico de José María acerca del asunto. Bien; poco que añadir, salvo redundar en el entusiasmo con que plantea el asunto. No quedan entradas, pero, como siempre hay algún despistado al final, no estaría mal que se dejara caer usted por allí en el día y hora indicados a ver si suena la flauta. Esta es mi recomendación semanal.
Poco que añadir, pero permítaseme una digresión personal que, aun corriendo el peligro de incurrir en la pedantería, quiero hacer: Falstaff no es la ópera que más me gusta de Verdi (a saber cuál podría ser) pero sí la que más me interesa, con diferencia. En mi opinión es su máxima creación, entendiéndose como tal aquello que nunca se ha hecho antes. Y para mí, un wagneriano empedernido, la que más se acerca a mi ideal de ópera hablada, ópera de conversación, ópera dicha de un tirón, sin necesidad de soliloquios explicativos; la ópera que mira de frente a la futura ópera del siglo XX: a Janácek, por ejemplo, que también hizo de la conversación operística un género. Y no nos engañemos: nadie lo dice pero todos lo piensan: sí, Falstaff es una obra maestra, pero Otello, Rigoletto, La traviata… Pues no: Falstaff va mucho más allá de todo eso, va hacia, ya digo, Janácek, pero también hacia Berg. O sea, no solo es la ópera más audaz y más moderna de Verdi, sino la avanzadilla de esa parte de la ópera del siglo XX que recorre su camino atreviéndose a no mirar a Wagner. Sea tonal o atonal. Pedro González Mira
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