FELIPE II SIGUE TRISTE 

Parece que el acontecimiento del festival de Verano de El Escorial de este año es el Don Carlo verdiano que va a presentar Albert Boadella, su, por otro lado, primer montaje de ópera. Está bien, pero no parece mucho para lo que este festival merecería. Todos los años me veo obligado a decir lo mismo: no parece razonable  que a los políticos de la Comunidad de Madrid no se les ocurra nada para prestigiar un marco que debería ser (y que de hecho es) uno de los más importantes desde todos los puntos de vista de Europa. Que El Escorial, para el que por cierto se gastó una millonada en su Auditorio, no esté todavía en los principales circuitos de festivales veraniegos del continente me parece anómalo e incomprensible. Espero y deseo que la nueva Administración madrileña corrija ese rumbo y dé mejor soluciones al problema de fondo, no otro que una mejor dotación económica al evento, pues se ha demostrado con creces que gente para programar la hay.  Tengo entendido que Cristina Cifuentes, la nueva presidenta, ve a ser también consejera de Cultura. A ver si se nota.

     Un Don Carlo (tres funciones: 25, 27 y 29 de este mes) con Maximiano Valdés y José Bros, con el que Boadella se apunta a la desmitificación de la Leyenda Negra. Vale, pero a estas alturas de la película no parece que estas cosas sirvan para mucho: dejemos a Verdi en paz, pero eso sí, démosle altura musical interpretativa, la que desde luego hay que reclamar cuando se da en el mismísimo ´ lugar el lugar del crimen´. Parece ser que estas cosas, estas dedicaciones, han de quedar para plazas como Salzburgo y aledaños, a pesar de que todo Salzburgo junto no le llega ni  a la suela del zapato a un cachito escurialense. Es lo que hay. Pero hay que recordarlo una y otra vez, para que cambie.

    Y bueno, hay algunos conciertos más, que más bien actúan de relleno dentro de la pobreza general del festival. Por ejemplo el Ensemble NeoArs Sonora y el Cuarteto Brodsky (12 de julio) tocarán obras de Piazzolla, Villa-Lobos, Ginastera y el inevitable Golijov, la agrupación, y de Turina, Paganini, Wolf, Verdi y Puccini (un programa tan ´fresquito´ como poco consistente para el género de que se trata), el Cuarteto.

     Más interesante me parece el concierto con sonatas de Beethoven que interpretará el estupendo Adolfo Gutiérrez con Christopher Park (18 de julio), una sesión que será grabada para ser incluida en el registro de la integral (en curso). Y desde luego la proyección del extraordinario documental ´Una rosa para Soler´, protagonizado por Rosa Torres-Pardo, que también incluirá música en vivo. Por último, la solvencia de Christian Zacharias hará acto de presencia en el concierto de la Orquesta de Cadaqués (3 de agosto, con obras de Baguer, Mozart  (Conacierto para piano núm.12) y Haydn.

      Todo bañado con una pátina de tristeza general. A mi entender, poca cosa para lo que merece un lugar así. Pedro González Mira.

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