Feliz cumpleaños, ‘monsieur’ Mortier
Feliz cumpleaños, ‘monsieur’ Mortier
EL MUNDO, 26 DE NOVIEMBRE
Enviados de Cultura y de la Comunidad acuden a la onomástica del intendente belga para ultimar el contrato con el Real
RUBEN AMON. Corresponsal
PARIS.- La ventaja de dirigir un teatro con mano firme consiste en que uno puede celebrar el propio cumpleaños a su antojo. Es el caso de Gérard Mortier, anfitrión anoche de una fiesta con 65 velas en el Palais Garnier que tenía como argumento lúdico el Fidelio de Beethoven.
Se trata de la ópera preferida del intendente belga. Así es que Mortier decidió regalársela a sí mismo, compartirla con sus amigos y celebrar después una cena de champán y campanillas en la Opera de París.
Estaban invitadas las fuerzas vivas de la Administración cultural madrileña y española. Entre otras razones porque Mortier se ha convertido en el gran favorito para dirigir el Teatro Real a partir de la temporada 2010.
Es el motivo que explica la presencia en París de Juan Carlos Marset, director general del INAEM, y Santiago Fisas, consejero de Cultura de la Comunidad madrileña. Ninguno tiene amistad con Mortier, pero acudieron a felicitarlo como una prueba del compromiso bilateral en curso.
Siempre y cuando el agitador belga no les sorprenda con unas calabazas. ¿Y si decidiera marcharse a Berlín? La hipótesis no es un rumor, sino un comentario que el propio Mortier hizo el pasado lunes en los micrófonos de la emisora France Musique. Para más señas, a las seis de la tarde.
Le preguntaron directamente si había decidido marcharse al Teatro Real, aunque el todavía director de la Opera de París -termina contrato este verano- puso sobre la mesa una oferta de origen germano. Sin precisar de qué teatro berlinés se trataba ni ofrecer otros detalles del proyecto.
Se está pensando Mortier su futuro, consciente, en todo caso, de que Madrid va a consentirle mayores privilegios y comodidades. Tanto en el plano económico como en el orden artístico y musical.
De hecho, el agitador de Gante -uno de sus motes- amenaza con presentarse en Madrid con Sylvain Cambreling, artífice del Fidelio de anoche y director de orquesta bastante mediocre, tal como lo demuestran los abucheos que le han dedicado en París a propósito de su manera de dirigir Mozart, Verdi y cualquier otro maestro del gran repertorio.
El patronato del Teatro Real quiere resolver el problema de la cuestión sucesoria antes de Navidad, así es que el viaje a París de Fisas y de Marset hay que interpretarlo en dos sentidos. Por un lado, cortejar a Mortier el día de su onomástica. Y, por otro, urgirlo a estampar su firma en el contrato.
No contaban los representantes culturales con la eventualidad berlinesa, aunque los mentideros parisinos, nutridos de noticias y de venenos a partes iguales, sobrentienden que Mortier ha mencionado en la radio la capital germana para hacerse querer y revalorizarse ante los enviados madrileños.
La opción del intendente belga no es exactamente el fruto de un plan estratégico, sino el resultado de una carambola. Mortier se incorporaba a la New York City Opera tras la experiencia parisina, aunque los problemas financieros en ultramar lo han constreñido finalmente a renunciar al puesto de Manhattan y lo han reubicado en el mercado. Con una particularidad: puestos a trabajar en España, Mortier hubiera preferido el Liceo. Porque no le gusta Madrid.
Últimos comentarios