El director del Festival de Edimburgo optimista ante el futuro
Fergus Linehan: “Creo que podríamos ver cambios positivos como resultado de esta crisis”
El director del Festival de Edimburgo reajusta la programación para 2021 y mira positivo al futuro después de la crisis sanitaria
Quizás sean sus raíces lo que tiñe de optimismo la opinión de Fergus Linehan sobre el final de la pandemia, o quizás su compromiso con el Festival de Edimburgo, que dirige desde 2014. Hijo del director artístico de The Irish Times y varias revistas satíricas y la conocida actriz Rosales Linehan, Fergus Linehan ve la luz al final de la pesadilla desatada por el Covid-19.
El director confirmó la cancelación del Festival Internacional de Edimburgo el pasado 1 de abril por la imposibilidad de desarrollar la edición de 2020 en las condiciones actuales y hoy se rodea de hojas de cálculo para dar una salida práctica a la programación ya cerrada: “Se trata de entender los límites de lo que es posible y lo que no”, explica al diario escocés Edinburgh News. “Estoy seguro de que la reacción vendrá en oleadas: habrá dolor y todo tipo de emociones, pero de momento hay una inmensa lista de tareas pendientes y a eso dedico mis esfuerzos”.
Un primer avance de la programación anunciaba la participación de la Orquesta Sinfónica Metropolitana de Tokio y una producción Medea en colaboración con el Teatro Nacional de Escocia dirigida por Sir Michael Boyd. La reprogramación de las orquestas y compañías teatrales participantes es la prioridad de Linehan, pero advierte que hay una gran variedad de niveles de vulnerabilidad ante la crisis y eso se refleja en los artistas contratados: “No es lo mismo negociar la reprogramación con formaciones nacionales, compañías menores, o bandas y artistas internacionales. Una compañía alemana, en cuyo país se han destinado 50 millones de rescate para las artes y las pequeñas empresas, afronta la crisis con más tranquilidad que una formación más pequeña que ha visto suspendidos sus ingresos”.
La gestión de la programación se suma al destino de los trabajadores propios del Festival, “un equipo tremendamente experto”, que ha asumido la producción completa del evento. “Ellos también son mi absoluta prioridad. Necesito asegurarme de que esa infraestructura continúe cuando salgamos de esto”.
Financieramente, Linehan agradece su la acogida del público, el apoyo de sus patrocinadores y el sistema de ayudas públicas, que a pesar de sus limitaciones, siempre han acompañado al Festival. “Hay un gran amor por este Festival, en todo el mundo y en la propia Escocia, por lo que estoy convencido de que, independientemente de las dificultades, volverá más fuerte que nunca”.
Esta ilusión no aleja los pies del suelo. El director se muestra consciente de la realidad y reafirma que la vuelta a la normalidad no será lo que conocemos. El Festival ha sido un motor turístico que ha suscitado críticas entre los escoceses, que veían un incremento descontrolado de turismo: “En los últimos 30 años nos hemos arrastrado en una inercia que enmarcaba las artes como parte de una agenda de regeneración económica y turística, de crecimiento desenfrenado. Pero ahora creo que hay un cambio real de espíritu político. Ese modelo no era sostenible, no se respetaban los valores de las artes o el medio ambiente y la programación se veía más como un ejercicio de marca antes que un esfuerzo creativo. El Festival Internacional de Edimburgo siempre ha tenido esa dimensión internacional, por supuesto, pero no debería pretender abarcar el mundo y a la gente de Edimburgo como dos realidades independientes. Por eso, estoy seguro de que ahora que no tenemos un horario acechándonos, podremos formular un festival que replantee la noción de internacional y cómo debería entenderse en el futuro”.
“Soy optimista”, continúa, “Creo que a pesar de estas dolorosas circunstancias podremos llevar a cabo cambios positivos como resultado de esta crisis; y la final, todo irá bien”.
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