El Festival de Canarias cumple 40 años
“Desde hace casi cuatro décadas, la práctica totalidad de figuras mundiales de la música, muchas de ellas auténticas leyendas, han pasado por Canarias. Lo han hecho en el marco del Festival Internacional de Música, que cada invierno, desde el 11 de enero de 1985, convierte a las islas en el foco de la creación clásica”. Con estas palabras refería la dirección del festival canario, encabezada por Jorge Perdigón, la propuesta artística para 2024. Volverá a ocurrir en 2024, con la que será la 40ª edición del FIMC.
Para celebrar tal acontecimiento, del 10 de enero al 9 de febrero, se reunirán en Canarias ocho grandes orquestas, solistas de prestigio y figuras de la dirección que, junto a los conciertos extraordinarios y la programación En Paralelo, llevarán durante un mes la música por las ocho islas en 20 escenarios. En total, 60 conciertos para una edición que sigue la estela de estas cuatro décadas.
Titulada 40 años de leyendas, la 40º edición del Festival Internacional de Música de Canarias se inaugurará con la Orquesta Filarmónica de Bergen dirigida por Andrew Davis en dos citas, los días 10 y 11 de enero, y junto a Alexandra Dovgan como solista; y se cerrará el 9 de febrero con la Filarmónica de La Scala de Milán, que ofrecerá también dos conciertos en Las Palmas de Gran Canaria y Tenerife, con Myung-Whun Chung en el podio. La agenda continuará con las actuaciones de Evgeny Kissin (12 y 16 de enero), que debuta en el festival con un programa de obras de Beethoven, Brahms, Rachmaninov y Prokófiev; la Orquesta Nacional de España y David Afkham (19 y 20 de enero); la primera visita de la directora mexicana Alondra de la Parra -con próxima titularidad-, que subirá al podio de la Sinfónica de Tenerife con un programa de obras del siglo XX (19 y 20 de enero); los conciertos de la Filarmónica de Cámara de Bremen, dirigidos por Tarmo Peltokoski y con la soprano Chen Reiss como solista (22, 23 y 24 de enero); la interpretación de la Segunda Sinfonía de Mahler por la Filarmónica de Gran Canaria, el Coro Estatal de Lituania y Karel Mark Chichon (28 y 29 de enero); la Filarmónica de Londres, dirigida por Kristiina Poska, que ofrecerá el estreno de la obra encargada a Gustavo Díaz-Jerez (30 y 31 de enero); y el regreso de la Academy of St Martin in The Fields, 12 años después de su última participación. Julia Fischer dirigirá el conjunto, con quien se desdoblará también como solista (3 y 4 de febrero).
El Ensemble de cuerdas de la Filarmónica de Gran Canaria y Karel Mark Chichon asumirán el estreno absoluto de la partitura encargada al compositor lanzaroteño Samuel Aguilar (12, 14 y 15 de enero). El Ensemble de viento y percusión de la Sinfónica de Tenerife estrenará las piezas encargadas a la compositora canaria Irene Fariña (24 al 26 de enero). Javier Perianes, por primera vez como solista en un recital, presentará al público canario su proyecto Cruce de caminos (31 de enero y 1 de febrero). Jakub Josef Orlinski debutará junto a la orquesta barroca Il Pomo d’oro y el maestro Francesco Corti para realizar un intenso recorrido por el barroco italiano (3, 5 y 7 de febrero). Habrá además un Festival Paralelo.
El Festival de Música de Canarias celebró su primera edición en 1985, justo el declarado “Año Europeo de la Música” en conmemoración a los tricentenarios de Bach, Haendel y Scarlatti– por iniciativa del entonces Presidente de Canarias, Jerónimo Saavedra. Desde entonces lo han dirigido con pleno acierto Rafaél Nebot, Juan Mendoza, Candelario Rodríguez, Nino Díaz y actualmente Jorge Perdigón, siempre bajo la mirada atenta de Guillermo García Alcalde, auténtico poder de todo tipo en las islas. Lamentablemente ya nos faltan Saavedra, Nebot y García Alcalde. Nació con un doble objetivo: enriquecer la oferta cultural de una región que conoció la ópera a través de las compañías que hacían escala en Canarias en su camino a Sudamérica y cuya temperatura sinfónica viene marcada por la más antigua sociedad filarmónica del país, la de Las Palmas, con más de ciento cincuenta años y de la que fue presidente Camille Saint-Saëns. Segundo objetivo era prestigiar culturalmente el nombre de Canarias de cara a un turismo de mayor nivel. Por el festival han pasado, a lo largo de sus veinte años de vida, nombres como Abbado, Muti, Giulini, Celibidache, Solti Barenboim, Colin Davis, Gardiner, Masur, Previn, Sawallisch, Neumann, Kraus, Domingo, Carreras, Rostropovich, Zimerman, Pogorelich, Pires, Ashkenazy, Stern, Lupu, Szeryng, etc.
El presupuesto llegó a alcanzar los 7 millones de euros en la época dorada y hay que desear se recupere tras el descenso de los últimos años. Pero son muchas las preguntas a las que hay que responder respecto a la política musical canaria. ¿Puede una comunidad autónoma permitirse la coexistencia de dos orquestas sinfónicas de primer nivel, tres programaciones operísticas y un festival? ¿Acaso la situación actual es la misma que cuando se crearon éstas? Factores nacionalistas, insularismos y la falta de visión a largo plazo de la que adolecen la mayoría de nuestros políticos han llevado a una oferta superabundante, excesiva para la capacidad de absorción del público y de muy difícil mantenimiento económico en el presente.
Es necesario redefinir la relación entre la Asociación de Amigos de la Ópera de Las Palmas, la de Tenerife y el Teatro Pérez Galdós en lo que respecta a sus temporadas líricas, prácticamente independientes. También se precisa un análisis sobre las Orquestas de Las Palmas y Tenerife. El Festival de Música de Canarias fue creado en un momento en que en la región apenas había actividad musical, especialmente sinfónica. Esto ya no es así, con dos orquestas propias de excelente calidad, y por tanto su filosofía no puede continuar siendo la misma. Se precisa un análisis para, al margen de insularismos, tratar de potenciar efectos sinérgicos y eliminar duplicidades de actividad. En una palabra, hay que pensar en una unidad global y no entes aislados e independientes. En Canarias, en la cultura y en muchos otros órdenes. El sentido común se ha de imponer en casos como éste, pero, ya sabemos, éste es el menos común de los sentidos. Sobre todo entre políticos. Gonzalo Alonso
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