Festival de Santander: Criterios de jurado
XV Concurso de Piano de Santander
Criterios de jurado
M.Vacatello, C.Chang, J.Chen, A.Nabiouline, A.Nosè y H.Schuch. Obras diversas. Pruebas semifinales. Palacio de festivales de Santander. 4 de agosto.
¿A quién le tocó la “china”? Nosè. Y, ¿Quién se quedó a dos velas? El ruso. Permítaseme empezar esta crónica de forma tan veraniegamente desenfadada con las irónicas reflexiones que se nos ocurrieron a José Luis Pérez de Arteaga y a mí en una cena tras siete horas de escuchar obras a piano en las semifinales del XV Concurso Internacional de Piano Paloma O’Shea. Y, ahora en serio, la justificación a las anteriores descripciones. Vayan por delante mis disculpas por intentar influir en los sabios jurados y mi pésame al único concursante finalista que realmente merece el premio, tras ser eliminadas las posibles competencias, si este comentario le perjudica.
La “China” es la pianista Jie Chen, que pasó incomprensiblemente a la final tras una intervención marcada por la cursilería en las “Variaciones serias, op.54” de Mendelssohn y las “Evocación” y “Triana” de Albéniz. Superiores méritos parecía poseer su mediocompatriota Chiao-Ying Chang, que culminó una aceptable “Sonata n.20” de Schubert. Nosè es el italiano de nombre Alberto, un joven al parecer muy mimado por el jurado, que no pudo evitar los trazos gruesos y un cierto desinterés en los “Estudios sinfónicos, Op.13” de Schumann. A dos velas se quedó el ruso Alexeï Nabiouline, quizá el mejor segundo premio. En tres de los “Cuatro impromptus Op.142, D.935” las notas se convirtieron en música. Hubo momentos de esos que a un oyente le hacen volver a centrar la atención cuando ya está cansado de música. La italiana Mariangela Vacatello era casi unánimemente un claro descarte.
Por encima de todos brilló el alemán Herbert Schuch. A lo largo del concurso –escribo en parte por referencias, aunque para mí totalmente fiables- ha demostrado dominar casi todos los estilos: Beethoven, Brahms, Schumann, etc. participando en el mejor de los conciertos de Mozart ofrecidos por los concursantes y siendo capaz de arriesgarse en la semifinal con dos nuevos retos: la “Polonesa-fantasís Op.61” de Chopin, distante en la línea de Pollini y unos sensacionales “Espejos” de Ravel, en especial “La barca sobre el océano”.
De no querer tener tres hombres en la final, que era lo justo, uno habría seleccionado al alemán y a ruso y taiwanesa descartados, con lo que además de rendir culto a la calidad, habría conseguido tener tres conciertos sinfónicos diferentes en la gran final, ofrecida por radio y televisión. Falta de oído y vista, diría yo. ¡Ay con los pianistas jurados! Gonzalo ALONSO
Últimos comentarios