Festival de Santander: lejos de los agobios
Festival de Santander lejos de los agobios
Aunque el festival dará comienzo oficialmente el lunes día uno de agosto con una actuación de la Orquesta del Principado de Asturias, hasta el sábado no llegará el primer plato fuerte de la programación de este año, acaso de todo el festival: una versión de la Pasión según san Mateo de Bach, con John Eliot Gardiner en el podio y sus conjuntos (los English Baroque Soloists y el Coro Monteverdi) en escena. Tengo noticias de esta versión, pues tras los atentados de Bruselas de marzo pasado (que viví en directo: http://www.beckmesser.com/que-musica-estara-sonando/) me preocupé por escucharla en el concierto que Gardiner dedicó a las víctimas de aquella atrocidad, precisamente con esta obra, que coincidía con el principio de su gira con una partitura tan significativa para él, por razones profesionales y personales ligadas con su familia. No sé si por tener el cuerpo todavía flojito por mi experiencia en el aeropuerto la impresión recibida fue especial, pero estoy seguro de no errar al recomendar a todo el mundo este concierto, elevándolo a la categoría de experiencia musical única. Esta Pasión abrirá el festival. Nada menos. Pero hay mucho más festival.
Por ejemplo, cuatro días después se podrá admirar a una orquesta realmente admirable, la Hallé de Manchester, que dirigirá Mark Elder en un programa que incluye el Concierto para violín de Mendelssohn con Leticia Moreno como solista. Se completará (programa popular donde los haya) con la Nuevo Mundo de Dvorak. Dos días después, el 12 de agosto, Paul Lewis, un pianista en alza que ha progresado bastante, hará en el Palacio de Festivales un temible programa, un maravilloso programa, con la Sonata en Si Mayor de Schubert, las cuatro baladas y los Intermezzi op.117 de Brahms (¡!) y la Sonata Après une lectura du Dante de Liszt. Pero hay un problema: media hora después, en la Iglesia de Santa Cruz, de Escalante, Eduardo López Banzo dirigirá a su grupo, Al Ayre Español, las Sonatas en trio op.2 de Haendel. Es decir, que incluso las mujeres, como es sabido una especie humana capaz de hacer dos cosas (¿o más?) al mismo tiempo, tendrán que adoptar una solución salomónica. O no. Pues la organización del Festival se adelantó ante tales contingencias, llevando a López Banzo al Palacio de Festivales con el mismo programa al día siguiente. El espacio no me permite entrar al detalle con cada concierto; cosa además ardua pues la programación es muy extensa. De manera que proseguiré con algunas recomendaciones puntuales. Por ejemplo, los recitales de María José Montiel y Juan Pérez Floristán, los días 19 y 20. La primera hará un homenaje a Granados en el centenario de su muerte, y el último ganador del Paloma O´Shea un comprometido recital: cuatro preludios de Debussy, la Op.27/2 de Beethoven, la paráfrasis sobre la Muerte de Isolda, de Liszt, y, para desengrasar, la Sonata en Si menor de este último. Otra orquesta invitada es la del Festival de Budapest –un ´orquestón´- que con su director titular Ivan Fischer y el Orfeón Donostiarra se encargarán de la Tercera de Mahler. Habrá el día 25 un concierto que me parece especialmente recomendable. Se trata del Balthasar Neumann Ensemble con la batuta sabia de Thomas Hengelbrock, para interpretar la Pastoral de Beethoven y la Misa en Si bemol mayor de Haydn, una maravilla que nunca se escucha y que debería de escucharse todos los días. Y en fin, el grupo de moda, La Accademia del Piacere estará el 30, para finalizar el 31 con un recital del fenómeno Philippe Jaroussky, con el Ensemble Artaserse. El contratenor, sin duda el número uno actual, cantará arias de ópera de Cesti, Legrenzi, Rossi y Steffani. Un perfecto broche de oro para una edición que no solo levanta algo más el listón de las anteriores del actual equipo directivo, sino que comenzará de nuevo alejada de antiguas y al parecer superadas polémicas, producto de las nefastas gestiones de un pasado que definitivamente no puede regresar. Pedro González Mira
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