Critica: Fin temporada de la Orquesta de Valencia, cuando la guitarra suena a “clavinova”
Fin temporada de la Orquesta de Valencia, cuando la guitarra suena a ‘clavinova’
PALAU DE LA MÚSICA. TEMPORADA DE PRIMAVERA. Obras de Martín i Soler, Rodrigo y Orff. Orquestra de València. Orfeón Pamplonés. Escolanía Nuestra Señora de la Desamparados. Director: Alexander Liebreich. Solistas: Ana Vidović, guitarra; Sara Blanch, soprano; Joaquín Asiáin, tenor; André Baleiro, barítono. Lugar: Palau de la Música (Sala Iturbi). Entrada: Alrededor de 1.800 personas (lleno). Fecha: Viernes, 14 junio 2024.
La Orquestra de València ha querido asegurarse el éxito en su concierto de clausura de la temporada de Primavera y ha optado para el mismo por un programa que incluía dos obras tan conocidas y exitosas como el Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, y los multitudinarios Carmina Burana, de Carl Orff. Disímiles pero coincidentes en su mirada al pasado, a músicas y entornos medievales en el caso de Orff y neoclásicas en la del del compositor saguntino. Antes, como pertinente comienzo de un programa largo hasta el exceso, la escueta y deliciosa obertura de La caprichosa correcta, del valenciano Martín i Soler. La Sala Iturbi se abarrotó para cerrar con éxito inapelable este broche de una temporada en la que la Orquestra de València ha lucido su mejorado nivel artístico y técnico.
Programa para todos los públicos que se prolongó durante dos horas y medio, con un intermedio excesivo y desproporcionado, obligado por la falta de hábito de los equipos técnicos en organizar algo tan rutinario hoy día como es la grabación de un concierto. Fantástico que se grabe y filme en directo, pero no a costa de hacer esperar hasta lo indecible al respetable. Ya entradas las diez de la noche, el público aún andaba aplaudiendo y vitoreando los siempre resultones Carmina Burana, página importante cargada de registros y resonancias, compuesta por el muniqués Carl Orff entre 1935 y 1936, y que pronto se impuso como “una de las obras del siglo XX de mayor impacto, popularidad y éxito”, como escribe José Luis García del Busto en las sabias notas al programa.
Liebreich brindó una versión brillante, detallada y juiciosamente calibrada. Domina la partitura al dedillo y traslada solvencia y fervor a músicos y públicos. Desde el célebre “O fortuna” inicial, evidenció el brillo y criterio de una versión que se mantuvo en alto, sin ni un solo momento de decaimiento, durante la hora larga que se prolongan sus 25 números. El director titular de la OV miró, consideró y atendió el origen medieval que inspira la partitura, en la que Orff recrea pasajes del cancionero germano de finales del siglo XIII que en la actualidad se conserva en Múnich, en la Biblioteca Estatal de Baviera.
La muy ampliada Orquestra de València -el dispositivo instrumental es inmenso, incluidos dos pianos y una sección de percusión que, aparte del timbalero, comprende hasta seis músicos- sonó brillante, calibrada y entregada. Intervenciones solistas muy destacadas -el flauta Salvador Martínez, la corno inglés invitada Lola Cases, el timbalero Javier Eguillor, la efectiva sección de percusión al pleno…- realzaron una lectura regida por Liebreich con pericia y mano maestra. También con desenvoltura, entusiasmo y un sentido narrativo que miró tanto al formidable original como a la no menos magnífica recreación de su paisano Orff. En el trío solista, destacó por goleada la soprano Sara Blanch en su bellísima intervención final. Cumplieron con nota el Orfeón Pamplonés y los niños cantores de la Virgen de los Desamparados.
Menos luces y entusiasmo despertó la errática lectura del Concierto de Aranjuez, sobrada de decibelios y ajena al carácter escueto y evocación del “Aranjuez del siglo XVIII, tanto la corte de los reyes Carlos III y Carlos IV” de la que habló el propio Rodrigo. La guitarrista croata Ana Vidović dio las notas y punto. Recorrió de puntillas la partitura sin oler su aroma arcaico, sugestivo y casi camerístico. Mecánica y trámite. Disparate amplificar y convertir el sonido coloreado de la guitarra en un “electrolítico” clavinova, como si fuera un piano en un concierto de Rajmáninov. Sobresalientes solos de violonchelo (Mariano García) y Lola Cases -en el famoso Adagio– que fueron lo mejor de este fallido Aranjuez, en el que Liebreich subió también el volumen de la OV para completar el estropicio. En la memoria queda el maestro de los Carmina Burana y de la sutil La caprichosa correcta. Justo Romero.
Publicado en el diario Levante el 16 de junio de 2024.
¿No dice nada del Boleto de Ravel?. Fue espectacular. Y la caprichosa correcta no estoy segura de que fuera interpretada, a mi no me suena
Comentario a Sol: la crítica se refiere al concierto de abono del viernes 14, tal y como se indica. Por tu comentario deduzco que asististe al del sábado 15, con un programa algo distinto.