Fin de temporada y ¿futuro?
Fin de temporada y ¿futuro?
Finaliza la temporada de la Orquesta Nacional de España con un concierto que promete mucho. Se ha programado para este cierre una obra extraordinariamente hermosa pero que entraña complejos problemas para su ejecución. La cuestión es que Brahms no echa demonios fuera cuando escribe esta especie de homenaje a la muerte visto por un protestante que bucea por los interiores más ocultos del alma del hombre. Más bien se trata de un ejercicio de introspección que se aleja de los ruidos del Juicio Final y del concepto católico del castigo, convirtiendo la música de la muerte en un gran, bello e introvertido himno dedicado a la vida en su sentido más amplio. Música hecha de matices, claroscuros y medias tintas sonoras que requieren intérpretes que comprendan todo ello desde su propia madurez, un aspecto este fundamental para poder enfrentarse a tan poliédrica partitura.
Se ha escogido a Dorothea Röschmann y Matthias Goerne para las partes vocales. Primer acierto, pues se trata de voces importantes que están en un momento muy bueno de su carrera, pero también de intérpretes serios, de gente que puede decir lo que hay que decir de esta música. Coro y Orquesta se encuentran en un buen momento, y también parece lógico que se haya querido someter a una nueva prueba de fuerza (de fuerza intelectual, de fuerza interna) a su titular, un David Afkham del que lo mejor es su capacidad para la evolución. Aquí tiene mucho trabajo, pero seguro que saldrá más que airoso.
Se acaba la temporada. Con éxito. Pero no veo que las perspectivas que se ciernen sobre la institución sean las más deseables. Un ejemplo palmario: a Félix Alcaraz se le acaba el contrato, y obviamente en el Ministerio a nadie se le ha ocurrido que antes de que hubiera nuevo gobierno este asunto debería haber estado solucionado. Sí, ya sé; quien esto esté leyendo pensará que soy un bobo al decir estas cosas. No hay nadie que se atreva a pensar en clave cultural y no política, ni en el gobierno que está en funciones ni en el que no lo estaba antes de que comenzaran las ´movidas´ electorales, y que debería haber hecho lo que no hizo cuando se podía hacer. ¿El qué? Pues algo tan sencillo como renovar el cargo a Alcaraz. ¿Por qué? Pues sencillamente porque si crítica, público y las mismas autoridades repiten una y otra vez que el asunto ONE va muy bien, para qué esperar… ; para qué arriesgarse a que el asunto, con otra persona al frente, vaya peor… ¿Por qué cambiar lo que está funcionando bien? Y desde luego puede haber nueva persona. Y desde luego, con muchas posibilidades de que pueda ser alguien bastante peor… Riesgos inútiles. Situaciones absurdas. En este país no hay manera de conseguir que haya continuidad en un proyecto cultural. O mejor dicho: si hasta ahora no había manera, y eran dos los que decidían, ahora que seguramente tengan que ser más con toda seguridad el caos – o la ausencia de presencia- será mucho mayor. Las cuitas electorales están situando al país al borde de extremos muy poco satisfactorios para la creación cultural y da la impresión de que a nadie le interesa el asunto ¿A algún partido político de los llamados ´nuevos´ se le ha oído decir algo al respecto? Yo no, ¿y usted? Pedro González Mira
BRAHMS: Un Réquiem Alemán. Dorothea Röschmann, soprano; Matthias Goerne, barítono. Coro y Orquesta Nacionales de España/David Afkham. Viernes y sábado, 19.30; Domingo, 11.30. Entre 11 y 37 €. (viernes y sábado); entre 11 y 27 €. (domingo).
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