PALAU DE LA MÚSICA. Concierto homenaje a Manuel Galduf y Enrique García Asensio.  Obras de Berlioz, Kodály, Falla y Stravinski. Orquestra de València. Directores: Manuel Galduf y Enrique García Asensio. ­Lu­gar: Palau de la Música (Sala Iturbi). Entrada: Alrededor de 1.669 personas (lleno). Fecha: Viernes, 13 septiembre 2024.

Maestros de fundamento

Maestros de fundamento, los octogenarios Manuel Galduf (1940) y Enrique García Asensio (1937) otorgaron sentido al termino “maestro” en el concierto que el viernes compartieron al frente de la Orquestra de València, conjunto en cuya trayectoria ambos directores valencianos han desempeñado “lugar decisivo”, como escribe Enrique Monfort en las informadas notas al programa.

“Uno y otro “han demostrado siempre un gran compromiso con nuestra formación sinfónica, en cuyas titularidades vivieron momentos de grandes retos artísticos y musicales”. Este largo vínculo artístico y afectivo -163 conciertos García Asensio; 370 Galduf-, cristalizó el viernes en una tarde cargada de reconocimiento y enjundia, en la que ambos maestros, además de dejar constancia de su alcurnia en el podio, recibieron el título de “directores honoríficos”. ”Un honor, que es más para el Palau de la Música que para ellos mismos”, como dijo José Luis Moreno, Presidente del Palau de la Música, al comienzo del concierto-homenaje.

En cada nota y frase se sentía el afecto y el reconocimiento de unos músicos y de una orquesta en cuyo notable nivel actual tanto han tenido que ver Galduf y García Asensio. Galduf dirigió dos obras de alta ambición sinfónica. La primera, la “obertura característica” El carnaval romano, de Berlioz,  está plagada de intereses musicales y exigencias instrumentales. Con la precisión, vitalidad y solvencias de siempre, el maestro de Llíria clarificó el opulento caudal sinfónico y dejó cantar al corno inglés en su sustancial intervención. Luego, ya sentado en un taburete, a lo Celibidache, realzó la brillante suite de Háry János que Zoltan Kódaly escribió a partir de fragmentos sinfónicos de su ópera homónima, y cuyos seis números fueron estrenados el 24 de marzo de 1927 en el Liceu de Barcelona, por la Orquesta Pau Casals dirigida por Antal Fleischer. Galduf planteó una visión de calado narrativo y radiante empaque instrumental. La excepcional intervención de la viola Pilar Marín es referencia de una interpretación en la que toda la orquesta sonó con calibrada prestancia, incluido el címbalo invitado, defendido por la cimbalista bielorrusa Aleksandra  Dzenisenia.

Tras la pausa, García Asensio lució sus juveniles 87 años con el brío y ganas de siempre. La selección de El sombrero de tres picos supuso el reencuentro con lo mejor del sinfonismo español. Maestro y orquesta cargaron de color y raigambre nacionalista la música universal de Falla. Concluyó con otra obra maestra del siglo XX: El pájaro de fuego, de Stravinski, en la suite de 1919, interpretada por primera vez por la OV en 1948, con Ataúlfo Argenta. El viernes, reencontró sus mejores colores y registros bajo la inspiración y el impulso de un García Asensio que, como antes hizo Galduf en la obertura de Berlioz, dirigió de memoria. Desde lo más hondo de su condición común de Maestros. El éxito, ante una Sala Iturbi hasta la bandera, fue tan total como merecido. ¡Bravo bravísimos! Justo Romero.

Publicado en el diario Levante el 15 de septiembre de 2024.

Otras de Justo Romero