Festival de El Escorial
Salvajismo transparente
Obras de Tschaikovsky y Stravisnky. Jesús Reina, violín. Orquesta del Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Valery Gergiev, director. Teatro de El Escorial. Madrid, 13 de agosto
Cerraron Gergiev y el Mariinsky el II Festival de San Lorenzo de El Escorial flanqueados por Miguél Bosé y David Bisbal. ¡Qué diferencia de públicos entre unos y otros espectáculos! Mientras el de los conciertos pop dejaban calles, soportales, parques y esquinas apestando a orina, los de los rusos eran tan comedidos como para tragarse sin rechistar, tras la última propina, una impresentable y paleta locución fin de fiesta del festival. Claro que Gergiev les había dejado sin respiración tras una impresionante lectura de “La consagración de la primavera”, en la que tuvo la virtud de conjugar adecuadamente el salvajismo que encierra la partitura de Stravinsky con la transparencia. En la versión, de tempo ligero, se escucharon todas las voces y pudieron lucirse los instrumentistas que aceptaron retrasar sus vacaciones tras el Festival de las Noches Blancas para venir al Escorial.
En la primera parte se pudo disfrutar de una versión muy cuidada del “Concierto para violín” de Tschaikovsky. El malagueño de 21 años Jesús Reina lo interpretó con una madurez que hace presagiar mucho y bueno. Empezó algo nervioso el primer tiempo, pero supo desplegar todo el lirismo del central. El sonido es grato y amplio y el violín nunca quedó apagado por la orquesta, gracias al atento y esmerado acompañamiento de Gergiev y a la acústica de la sala. Ésta no es buena sin la concha, pero con ella o para ópera mejora notablemente. Tanto como para que el director ruso haya confesado en privado que se trata de una de las mejores que ha conocido para la lírica.
El segundo concierto de los rusos, con aforo completo, logró quitar el mal sabor de boca del primero de ellos, una “Tercera” de Mahler con notorios desajustes, entradas a destiempo, rozadura de notas, etc. que estropearon los buenos planteamientos conceptuales, que culminaron en una bien construida resolución del movimiento final.
Ha terminado el primer festival tras la privatización de la gestión del teatro. De cara al exterior se ha funcionado con escasa promoción y ello ha dado lugar a una menor afluencia de público de la deseada, pero en media docena de espectáculos se ha alcanzado un buen nivel. Dentro de la organización han pasado bastantes cosas y, una vez echado el cierre, hay mucho sobre lo que reflexionar y decisiones importantes e ineludibles que tomar. Gonzalo Alonso