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Por Publicado el: 29/11/2005Categorías: Crítica

Gerhaher, la intensidad

XII Ciclo de Lied
Gerhaher, la intensidad
Obras de Schubert y Mahler. Christian Gerhaher, barítono y Gerold Huber, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 28 de noviembre.
Tercera vez en el ciclo de lied de la Zarzuela y CajaMadrid del barítono Christian Gerhaher y el pianista Gerold Huber. Esta vez con un programa muy atractivo, sólo Schubert y Mahler, que afortunadamente nos alejaba de tanta “gemische salat” –“ensalada mixta”- a la que vamos estando habituados.
Me reafirmo a lo escrito en estas mismas páginas hace un año. Los graves resultan cortos y el registro alto se vuelve tenoril. La voz se descuadra en la marcada tendencia a poner toda la carne en el asador en los pasajes más dramáticos, consecuencia de querer ampliar más de la cuenta el caudal vocal. Y no es que esto le haga falta ya que la voz, aunque no muy grande, sí proyecta bien. Hay también algunos momentos, principalmente en las medias voces y pianos, en los que la afinación no es del todo exacta. Pero afortunadamente todo ello queda bastante compensado por aquello que más atrae: el centro de la voz, de un timbre y sonoridad lleno y muy atractivo, y la entrega.
Fraseó muy bien las canciones de Schubert, entre las que se hallaban algunas tan bellas como “Fischerweise”, “Du bist die Ruhe” o “Auf der Brucke”. Emocionó luego en el dramatismo de “Um mitternacht”, expresó con profundidad la tremenda añoranza de “Die zwei blauen Augen von meinen Schatz” y se abandonó en la resignación de “Ich bin der Welt ablanden gekommen”. Mahler es autor que le va. Aunque su carrera sea aún breve, sorprende que el nombre de Gerhager no alcance unas mayores cotas de popularidad, sobre todo en el campo de la ópera, pues sin duda es uno de los mejores cantantes de su cuerda y muestra la buena escuela de algunos de sus maestros como Dietrich Fischer Dieskau, Elisabeth Schwarzkopf o Inge Borkh. Gerold Huber le acompañó en anteriores visitas y lo ha vuelto a realizar ahora con mayor grado de compenetración.
Un programa intenso, de hecho por ello sólo concedieron un nuevo Schubert de propina, del que todos salimos satisfechos y un poco conmovidos. Bien es verdad que el público de este ciclo, educado y sano como pocos, siempre está predispuesto a ello. Gonzalo ALONSO

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