Crítica: Gerhaher, más el decir que el canto
Gerhaher, más el decir que el canto
Obras de Schumann y Debussy. Christian Gerhaher, barítono y Gerold Huber, piano. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 8 de febrero de 2021.
Prosiguió el ciclo de lied del CNDM en el Teatro de la Zarzuela con uno de los más grandes del género. Chriatian Gerhaher, acompañado por el también habitual Gerold Huber. Esta vez, en su trigésima intervención el teatro, con un programa de pocas concesiones al público que casi llenaba la sala y que recibió a ambos artistas con una cariñosa e interminable ovación. Casi superior a la de despedida tras dos propinas, en las que el cantante se sintió más liberado. Las piezas de Schumann, pertenecientes a la tardía época de Düsseldorf, son bastante desconocidas y de características muy similares. Desde luego distan de la genialidad de ciclos como “Liederkreis”, “Amor de poeta” o “Amor y vida de mujer”. Quizá por ello y por la admiración que sentía Debussy por Schumann, se incluyó al francés para intentar impregnar de cierta diversidad. Sin embargo, el carácter musical de las obras no variaba, por lo que el recital ofreció una cierta monotonía, sólo salvada por la sentida interpretación de los dos artistas.
La voz de Gerhaher, muy lírica en el timbre aunque se vaya oscureciendo con los años, empieza a denotar el paso del tiempo y una cierta falta de colores que salva con las dinámicas, como bien se pudo observar en “Placet futile” de los “Tres poemas de Stéphane Mallarmé” de Debussy. Sus maestros, Fischer Dieskau, Elisabeth Schwarzkopf e Inge Borkh, le enseñaron la perfecta dicción y la capacidad para matizar el fraseo. El caudal ha crecido y lo sabe proyectar muy bien, combinando inteligentemente el canto contenido con la plena entrega. Es todo es un maestro en el decir y recitar, apreciado especialmente en el íntimo lied final “Der Einsiedler” de los “Drei Gesänge Op.83” de Schumann, que nos recordó el maravilloso “Einsamkeit” de 2017 en el mismo escenario. Como se ha apuntado, estuvo más desenvuelto en las dos propinas, ambas de Schumann, especialmente en “Tragödie”, una especie de breve tríptico, que él relató al público previamente de palabra en inglés.
A la hora de plantear un programa, conviene tener en cuenta a la audiencia y posiblemente ésta hubiera agradecido algún lied más popular en la velada, pero esta vez Gerhaher no quiso ofrecer concesiones. Gonzalo Alonso
Últimos comentarios