Giras orquestales
Giras orquestales
Al igual que sucede con los trabajos de investigación en el mundo científico, que valora especialmente las publicaciones fuera del propio país, para cualquier orquesta que se precie es muy importante que en su currículo aparezcan visitas al extranjero y, muy especialmente, giras. Cada año son más los conjuntos españoles que saltan nuestras fronteras y la relación actual es ya larga. En la lista acaban de ingresar la Sinfónica de Sevilla y, aún más reciente, la del Palau de les Arts que, con Maazel al frente, se ha presentado en Abu Dabi y varias ciudades alemanas.
Sin embargo, muchas veces no es oro todo lo que reluce, y queda mucho camino por andar.
Las giras son, con demasiada frecuencia, causa de números rojos en los presupuestos de las instituciones de quienes dependen las orquestas. En palabras más simples: se sale pagando por ello. En el pasado ha habido casos clamorosos de giras costosas e inútiles que sólo han beneficiado a los intermediarios. Otras veces, los profesores de las orquestas sufren más penalidades de las admisibles: hoteles de tercera alejados de las ciudades o ausencia de climatización en países mediterráneos en pleno verano, que los músicos sólo suelen sobrellevar si quien les dirige les compensa. En la mayoría de las ocasiones, resulta complicado incluir en las giras ciudades de primera categoría, ya que en ellas los cachés son inferiores al ser mayor la competencia, por lo que se suele perder dinero a no ser que se compense con localidades de menor peso musical y, por tanto, de menor interés para el historial de la orquesta en cuestión. ¡Y qué hablar del repertorio! ¿Se han de llevar obras españolas o hay que competir con Brahms en Alemania? El asunto no es fácil. Las giras interesan, pero hay que tener muy clara su rentabilidad artística y económica.
Gonzalo Alonso
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