Gómez Martínez presenta nueva sinfonía
Ciclo de la OSM
Gómez Martínez presenta nueva sinfonía
Obras de Gómez Martínez y Tschaikovsky. Orquesta Sinfónica de Madrid.
Miguel Ángel Gómez Martínez, director. Auditorio Nacional. Madrid, 7 de mayo.
La “Sinfonía del Agua”, estrenada en Granada en 2007, respondió a un encargo de Emasagra para celebrar sus primeros 25 años. Gómez Martínez (Granada, 1949) tiene ya algunas obras importantes en su catálogo, como la “Sinfonía del descubrimiento” (1992) o las “Cinco canciones sobre poemas de Alonso Gamo” (1996). La historia ha dado muchos compositores-directores pero también bastantes directores-compositores, que es un caso diferente, como Furtwängler o Maazel. Gómez Martínez tiene a su favor un profundo cocimiento orquestal que se traduce en la sólida construcción de sus partituras. Son éstas extensas frente al minimalismo frecuente de las obras de nuestros compositores de hoy y, como en el caso de García Abril, llegan bien a los oídos del espectador, que las aplaude con fuerza.
La “Sinfonía del Agua” presenta cinco movimientos, el cuarto de ellos cantado por una soprano –muy bien Marussa Xyni- con una arquitectura que por momentos recuerda a Mahler pero cuya sonoridad se aproxima mucho más a la de Leonard Bernstein, especialmente en los pasajes más desenfadados, como el “Rondó” o la banda que introduce en el “Menuetto con Trío”. Ambos poseen unas connotaciones muy cinematográficas. El triunfo fue grande, excepcional para una primera audición en Madrid, y las salidas y saludos de soprano, solistas de la orquesta y director se multiplicaron.
Se merecían los profesores de la Sinfónica de Madrid los aplausos individualizados. La orquesta suena muy bien cuando hay una buena batuta a su frente y existe cariño comunicativo entre ambas partes. Pronto hablar que hablar sobre esa ampliación de plantilla y presupuesto que no puede demorarse si se quiere que mantenga su amplísima actividad sin resentirse. Tocaran muy bien la “Quinta Sinfonía” de Tschaikovsky con Gómez Martínez, quien la dotó de tempos equilibrados, de nervio, buen pulso y trazos firmes, despojándola de costumbres rutinarias en fraseos. Como anécdota, tuvo el buen gusto de impedir que surgiesen los habituales aplausos a destiempo antes de la coda final. Gonzalo Alonso
Últimos comentarios