Gran debú de Bartoli como Cleopatra
“Julio Cesar” en Zurich
Gran debú de Bartoli como Cleopatra
“Julio Cesar” de Haendel. C. Bartoli, F.Fagioli, A.Bonitatibus, C.Hellekant, M.Oro, A.Ewing, J.Lemos, G. Bermúdez. C. Lievi, dirección escénica. M. Minkowski, dirección musical. Teatro de Zurich, 2 de abril.
La nueva producción de “Julio Cesar” en Zurich era una de las representaciones más esperadas del circuito lírico internacional, con los ases de Minkowski en el podio y el debú de Cecilia Bartoli en el personaje de Cleopatra. El primero pasa por ser -y lo es- máximo especialista en este repertorio, al que dota de una vitalidad inusual. Sin prácticamente cortes ni en los recitativos, esta ópera corre el riesgo de eternizarse y, si no decae, es por el formidable trabajo de los dos artistas citados. Se puede discrepar de más de un tempo, como el trepidante “Svegliatevi nel core” de Sexto o el lánguido “Va tacito e nascosto” de Cleopatra, pero hay que quitarse el sombrero ante el férreo control directorial sin coartar el vuelo musical. Momentos como el dúo entre Cornelia y Sexto, final del primer acto, ponen la carne de gallina y permanecerán en el recuerdo. Otro tanto cabe decir del “Se pietá di me”, con una Bartoli inconmensurable, tanto musical como expresivamente. Su triunfo fue evidente desde el primer aria, cantando luego con refinamiento el célebre “V’adoro pupille” y poniendo el teatro abajo en la “Da tempesta il legno infranto” final, de auténtica orfebrería en la coloratura. Y todo ello acompañado de una actuación escénica un tanto pizpireta y cautivadora. En varias ciudades españolas se la podrá escuchar en recital a principios de 2006.
Cuando Cleopatra es una mezzo no puede contratarse otra para el papel de Julio Cesar y se ha de recurrir a otra vocalidad como la de contratenor. Franco Fagioli es un joven argentino de tan solo 23 años, que resuelve bien el difícil papel y de quien ya tuvimos ocasión de escribir positivamente en “La coronación de Poppea” con Harnoncourt en el mismo teatro. Otro tanto puede decirse del también contratenor argentino Martín Oro como Ptolomeo, aunque quizá dos voces de este tipo resulten excesivas. Gabriel Bermúdez logró no pasar desapercibido en el breve papel de Curio y resultó mucho mejor el Sexto de Anna Bonitatibus que la Cornelia de Charlotte Hellekant, musical pero de escasa potencia y nulo registro de contralto. La puesta en escena de Cesare Lievi, como suele ser habitual, fue protestada por parte del público. Hubo trabajo en los movimientos, pero el vestuario y los escasos elementos que trataban de recrear un Egipto entre pasado y presente ofrecían demasiado aspecto a plástico.
El día anterior se programó una “Tosca” con una Sylvie Valayre muy destacable escénicamente, un Neil Schicoff de espectaculares calderones y nuestro Juan Pons triunfando en uno de los papeles que mejor le van. Gonzalo ALONSO
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