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Por Publicado el: 05/02/2016Categorías: Crítica

Un Otello fallido en el Liceo

Un Otello fallido en el Liceo

De Verdi. Con José Cura, Marco Vratogna, Ermonela Jaho, Alexey Dolgov, Olesya Petrova. Director musical: Philippe Auguin. Director de escena: Andreas Kriegenburg. 21-I-2016.

OTELLO LICEU

Al levantarse el telón se descubre que la producción de Andreas Kriegenburg para la Deutsche Oper de Berlín ofrece grandes cambios de la obra de Verdi, actualizándola a nuestros días pero perdiendo gran parte de su grandeza. Uno de los preludios más famosos de la historia de la ópera, en la que juega de forma primordial la batalla en un mar embravecido frente a las costas de Chipre se reconvierte en un campo de refugiados, en un lugar aséptico e indeterminado, en donde se sigue la guerra desde numerosas pantallas de plasma y donde los refugiados miran a los espectadores de frente buscando complicidad o por lo menos atención. El director de escena deja a un lado la sutil trama de Jago para arrancar la desconfianza y los celos de Otello sobre la supuesta infidelidad de Desdémona con la ayuda de Cassio, para subrayar la crudeza del general moro sobre sus tropas y sobre las personas -incluida su mujer-.

La fórmula podría tener algún interés pero ni la dirección de actores ni la escenografía ayudan a ello, un espacio único con dos altas paredes cubiertas de literas llenas de refugiados y numerosos niños siempre jugando que se inmiscuyen en la acción, ahogan un drama shakesperiano que está lleno de sutilezas, de finos comentarios tanto en los diálogos como en la música que aquí quedan ahogados. Además el reparto ofrecido, tras numerosas deserciones justificadas por motivos personales en la web del coliseo, de figuras de tanto atractivo como Aleksandrs Antonenko y Carmen Giannattasio no acabó de redondear este estreno barcelonés.

El tenor argentino José Cura volvía al Liceo una década después de cantar este mismo rol, en esta ocasión se mostró reservado en el registro medio, algo entubado y en ocasiones forzando la emisión en el registro agudo, ofreciendo un Otello castrense, más rudo que musical, pero que no se merecía el abucheo final de un pequeño grupo de espectadores. La Desdémona de la soprano albanesa Ermonela Jaho quedó corta de volumen y algo retraída en el aspecto canoro con una emisión un tanto fría a pesar de una voz atractiva, pero no para este rol, con un destacado registro agudo. El barítono Marco Vratogna, con grandes dotes actorales, destacó como Jago por una voz atractiva y homogénea pero sin el grano y el color que se espera de un gran barítono verdiano. Destacados, por su parte, el Cassio del joven tenor Alexey Dolgov, la exuberante mezzosoprano Olesya Petrova, el Ludovico del bajo Roman Ialcic y adecuados el resto del reparto. Por su parte correctos el Coro y la Orquesta Sinfónica del Liceo bajo una dirección no del todo equilibrada de Philippe Auguin. Una propuesta escénica de escaso interés y resolución, para uno de los títulos más importantes del repertorio y cuyos responsables escénicos ni tan siquiera salieron a saludar tras su estreno en Barcelona. Fernando SANS RIVIÈRE.

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