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Por Publicado el: 26/02/2007Categorías: Crítica

Gruberova, prodigio vocal

Concierto en Oviedo
Gruberova, prodigio vocal
Obras de Mozart, Donizetti, Bellini, W.Ferrari, etc. Edita Gruberova, soprano, Iván Paley, barítono. Orquesta Sinfónica Ciudad de Oviedo. Friedrich Heider, director. Auditorio de Oviedo, 25 de febrero.
Hay que tener mucho valor para abordar un programa en el que se canta la “Escena de la locura” de “Lucia di Lammermoor”, la “Casta Diva” de “Norma” con su cabeleta incluída, el aria de “Beatrice di Tenda” y se empieza en frío con el “Marten aller Arten” de la Constanza de “El rapto en el serrallo”. Nadie se atreve con programas así hoy día, pero sí Edita Gruberova, con unos sesenta y un años que no se explican. Realmente estamos ante todo un prodigio vocal.
La soprano de Bratislava conserva una voz fresquísima, pura, limpia y transparente como el cristal, que proyecta con inusual potencia para una ligera. Posee una técnica digna de Sutherland, admirando en las coloraturas, en las notas altísimas emitidas sin la menor dificultad, ya sea en piano o en forte, y en las “mezzas” di voce en esas frases que se inician en piano, crecen hasta el infinito y vuelven a recogerse milagrosamente. El milagro de Bratislava es mucho más milagro que el de San Petersburgo –me refiero a la mediática Netrebko- y por ello Gruberova está fuera de todas las clasificaciones y circuitos publicitarios. Simplemente no necesita nada de ello. Naturalmente no todo es perfecto, porque no hay nadie perfecto, y sus puntos débiles fueron algunos graves inaudibles en la terrible página mozartiana de inicio y, sobre todo, el exceso de atención a las notas en perjuicio de textos y expresividad.
El joven barítono colombiano Iván Paley intervino en un par de ocasiones para dejar de manifiesto lo mucho que ha de mejorar para hacer carrera, colocando la voz más adelante, prescindiendo de cursilerías y poniendo más sal. Friedrich Heider está realizando una magnífica labor en la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Oviedo, como se demostró en la trepidante obertura de “Roberto Devereaux”, aunque no tanto en la de “El Empresario”.
Las aclamaciones no paraban y Gruberova aún se atrevió con “El Murciélago” y con el aria de “Linda de Chamonix”, posiblemente lo mejor de la triunfal noche por cuanto es fundamentalmente pieza de pirotecnia vocal. Programa y artistas viajarán a Japón, donde de seguro provocarán delirio.
Otra grande, Waltrud Meier, actuaba el día siguiente para recoger el premio a la mejor cantante del 2005 en España, concedido por la Fundación Premios Líricos del Campoamor. Gonzalo ALONSO

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