Habemus tenor
Habemus tenor
El Teatro Real ha contratado a un joven canario como cover de Andrea Chenier para las actuales representaciones de este título. A cambio se le entregó la función de mañana domingo. Posiblemente era casi un desconocido para su dirección artística, pero no para quien firma este artículo. En abril de 2007 escribía en estas páginas en la crítica de “El rey que rabió” en la Zarzuela: “Destaca la voz de auténtico tenor de Jorge de León”. En noviembre de 2009, a raíz de su participación en el “Cyrano de Bergerac” de Valencia opinaba: “… un Jorge de León como Christian que posee auténtica voz de tenor spinto, hasta el punto de epatar por momentos la de Alagna. Atención porque su carrera puede ser importante”. Por último, este mismo enero, respecto a su Don José en la “Carmen” murciana decía que “De León es un tenor lírico de verdad, con una voz importante, llamado a ocupar un buen lugar en el escalafón lírico”.
Comentaba en broma con alguien del teatro, un par de días antes del estreno, que si yo fuese el director del mismo me habría presentado a desayunar con Marcelo Álvarez para ponerle un laxante en el café de forma que no pudiese participar en la premier y hubiese de ser sustituido por de León. Apostaba por que el teatro se apuntaría un debut histórico, como los de Domingo en NY o Carreras en Munich sustituyendo a Corelli. No sucedió en la primera, pero sí que Álvarez enfermó en la segunda –sin laxante, por supuesto- y de León saltó a escena con media hora de preaviso. Cosechó un gran triunfo. Tras éste y el ensayo general, ya tiene contratos para “Tosca” en Palermo, “Aida” en Verona, “Norma” en Trieste y otros “Chenier” por Italia. Él y Francesco Meli son tenores del futuro.
Ahora hace falta que no se le suban los humos y se comporte con responsabilidad si desea que se cumplan las previsiones. Tiene mucho a favor: la voz de auténtico “spinto”, algo hoy infrecuentísimo, caudal impresionante, temperamento y poder de comunicación así como una buena presencia escénica. Pero, también es cierto, que ese diamante en bruto precisa un buen pulido para llegar a ser auténtica estrella. El pulido de un buen maestro italiano para mejorar en afinación, refinamiento y repertorio. ¡Enhorabuena, suerte y a trabajar!
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