HAENDEL, EL GRANDE
René Jacobs
HAENDEL, EL GRANDE
Otra diana, inscrita en el enorme y denso programa musical del CNDM. Esta vez es Jacobs, mañana será otro gran nombre. Vale. Pero la cuestión es: cómo en un momento en el que la crisis se lo come todo se puede hacer algo así. Supongo que la respuesta está en la calidad de la gestión de los recursos. Pero eso, dicho así, tampoco revela mucho; es lo menos que se puede exigir a un gestor que funciona con dinero público. No; hay algo más, seguro, porque no tenemos más que mirar hacia un cierto pasado no muy lejano para encontrar a “buenos gestores” que, sin embargo, gestionando bien los números, entregaban programaciones pobres, mezquinas, cuando no interesadas o relacionadas con asuntos que poco tenían que ver con la calidad y el interés musicales. Ahora, al fin ya, y después de tanto falso oropel y tanta desilusión, es distinto; hay que exigirlo todo: bueno, bonito y barato. En este sentido, el CNDM es un modelo; y un modelo que se debería seguir en otras latitudes de la Administración. Se evitarían, todos nos evitaríamos, más de una desagradable sorpresa Y así, además, dejaríamos de llorar sobre las paredes, quejándonos por lo mal que se ha hecho algo, para pasar a pensar de una vez qué cosas no se han podido hacer con todo el dinero que se ha tirado a la basura (o al bolsillo del basurero mayor).
Todavía resuena en nuestros oídos la extraordinaria versión que René Jacobs hizo la temporada pasada en el Auditorio de Il trionfo del Tempo e del Disinganno, cuando se nos invita a repetir. Esta vez con Le Cercle de l´Harmonie y cinco soberbios protagonistas vocales: Sophie Karthäuser como María Magdalena, Sunhae Im como el Ángel, Sara Mingardo en María Cleofa, Jeremy Ovenden como San Juan y Johannes Weisser en la parte de Lucifer. Se trata de La resurrezione, un oratorio de juventud que Haendel escribió un año después que Il trionfo, y que posee una luz y un sentido dramático absolutamente deslumbrantes; una luz que revela la casi traumática percepción que Haendel, recién llegado a Italia, tiene de lo que ve y respira, y todo el sentido dramático de un operista que hace prácticas en un lugar donde la ópera ha llegado a estar prohibida. Música fantasiosa y exultante que debe ser bien servida –muy bien servida, diría- para poder ser apreciada en toda su plenitud, que es enorme.
Le Cercle de l´Harmonie, el grupo invitado, es un conjunto joven con vocación innovadora en el mundo de la interpretación barroca. Para su desarrollo ha optado por la independencia y la ausencia de subvenciones oficiales, gestionándose a base de financiación privada. En cuanto al maestro Jacobs, todo el mundo sabe que es una de las figuras más emblemáticas de los géneros musicales que practica, incluida la ópera. Fue número uno como contratenor, convirtiéndose en director y guía de los jóvenes que le han sucedido siguiendo sus pautas técnicas. Hoy, a sus 67 años, se ha convertido en el especialista más reputado y seguramente admirado de la música sinfónico-vocal de Haendel. ¿Por qué? Las claves son: valentía y rigor instrumentales, buena elección en las compañías vocales que escoge y mucho y buen criterio para lograr lo que en Haendel es el problema básico en la traducción de su discurso musical: no dejarse llevar por el torrente musical de la partitura para lograr el equilibrio entre intelecto y emoción. En Haendel siempre ebulle la emoción y la imaginación, lo que conduce a un desagradable descontrol si no se dominan los recursos y los medios. La gran virtud de Jacobs es cómo controla todo eso. Un concierto imprescindible.
HAENDEL: La Resurrezione. Sunhae Im, Sophie Karthäuser,Sara Mingardo, Jeremy Ovenden, Johannes Weisser. Le Crecle de l´Harmonie.Dir.: René Jacobs. Auditorio Nacional de Múisica, Sala sinfónica. Entre 15 y 40 €.
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