Heras-Casado: “Un director es como un entrenador de futbol”
Pablo Heras-Casado: “Un director es como un entrenador de futbol”
Nos encontramos con Pablo Heras-Casado en la cantina del Teatro Real, antes de una de las representaciones de El Holandés errante de Wagner que el director andaluz ha dirigido estos días en el teatro madrileño. Granadino casi sin acento, de aspecto juvenil, gesto concentrado, es un hombre que no alza la voz en la conversación, tranquilo y reflexivo en sus respuestas, contundente en ocasiones.
Le preguntamos sobre varios temas: Wagner, Mendelssohn, su carrera discográfica, los conciertos solidarios con Ayuda en Acción… A todo contesta con tranquilidad y seriedad, buscando la expresión justa y la respuesta clara.
P:¿Es una casualidad que su primer Wagner sea en Madrid, un teatro donde los profesionales dicen trabajar muy a gusto?
R:Está todo calculado, nada es gratuito.
Me explico: hubo una época de mi carrera que tocaba hacer mucho y tomar las cosas como venían, pero para ciertas cosas, como abordar el repertorio wagneriano, por instinto no he tenido prisa, sentía que tenía que esperar el momento adecuado para enfrentarme a él.
Cuando llegó la ocasión, hablé con el Teatro Real para hacer este título. Tenía claro que era el momento y el lugar. Conozco el equipo, las capacidades técnicas y humanas del teatro y sé que es un sitio donde voy a trabajar a gusto…
Eso me lleva a un símil: los directores de orquesta como entrenadores de futbol, sobre todo en las producciones operísticas.
En la ópera se vuelve muy acertado, porque el grupo de personas implicadas se multiplica, no es solo la orquesta y los cantantes, hay mucho más detrás. Y no puedes pensar que sólo tu parte es importante, es necesario tener la complicidad y el apoyo de técnicos, producción, comunicación… Tienes que crear una familia, son dos meses muy intensos, y hay que formar ese equipo. Si hablamos de conciertos sinfónicos la similitud con el entrenador de fútbol se establece a otro nivel, porque el control es diferente. En un concierto el nivel de control por parte del director puede llegar a al 100% (aunque nunca se alcance ni se pretenda siquiera). Es mucho mayor que en una función de ópera, porque en la ópera hay cientos de factores que se escapan al control del foso. El director-entrenador da sus indicaciones y luego suelta a sus músicos-jugadores en el campo, hay que confiar mucho en el equipo…
P:¿Por qué elegir el Holandés? ¿La partitura le ha exigido tomar decisiones artísticas determinadas o Wagner lo deja todo claro?
R:El Holandés me parece la obra perfecta para empezar a trabajar Wagner.
Siempre he querido regir mi carrera con un criterio de integridad artística: una vez que conozco bien el estilo predominante de una época, en este caso la Alemania de Wagner, para mi es mucho más orgánico abrir una partitura de su tiempo; yo no asumo a ningún compositor como una caja estanca donde desarrolla un estilo de la nada; todos ellos son hijos de su tiempo, y evolucionan y reaccionan en una dirección u otra pero siempre definidos por su época. Conocer la ópera italiana de la época, el belcanto, y también la música sinfónica de entonces, es muy importante para abordar la partitura de esa manera.
Ahora me encuentro que, conociendo bien el lenguaje wagneriano, particularmente el de esta ópera, me doy cuenta de lo complicada que es, porque combina aún diferentes lenguajes, existen tensiones entre lo que escribe y lo que está buscando, con convenciones operísticas que Wagner aún mantiene. Hay que buscar una cierta unidad… pero por otra parte no hay que pretender darle una unidad estilística como a otras de sus óperas posteriores. Es complejo y es un reto, intentar descubrir qué es lo que ardía dentro de Wagner…
P:¿Escucha versiones anteriores de las obras que dirige?
(Rotundo) ¡Claro! Para mí es una suerte no haber crecido en una ciudad con un teatro donde programaran repertorio alemán; lo conozco porque lo he estudiado pero no tengo la carga de la tradición sobre mis oídos.
Dicho lo cual, yo oigo música siempre. Si tu potencia creativa, si tu honestidad artística es suficiente, intentas tener tu propia voz. Hay que admirar lo que han hecho los grandes maestros anteriores, y si han tomado una solución u otra lo interesante es saber porqué, qué sentido tiene; yo soy de pensar: “Queda bien así, lo voy a hacer también”, o “No queda bien, no lo voy a hacer así”; al final te das cuenta de si funciona o no. Una decisión en un momento dado puede condicionar todo lo que viene a continuación. Cuando pasas por la experiencia te das cuenta de que todo tiene un motivo…
P:¿Cuál es su relación con Mendelsohnn, ahora que va a hacer una gira con un programa íntegro dedicado a este compositor? ¿Qué encuentra en su música que no encuentra en otros?
R:Hago mucho Mendelssohn quizá porque otros no lo hacen tanto, ha habido muchas integrales de Schumann, y de Schubert, pero de Mendelssohn menos. No es una estrategia de mercado, en realidad, sino que creo en esa música y me siento cómodo con ella.
(Reflexiona antes de responder a la segunda parte de la pregunta) Hay una visión un tanto sesgada del romanticismo alemán, que se fija sólo en la actitud oscura, sombría, atormentada. La música de Mendelssohn no tiene nada de eso, sino que es luminosa, cosmopolita, abierta, brillante, es la música de alguien que disfruta de la vida, que viaja, que pinta, que escribe. Y el romanticismo también son los viajeros románticos que descubren otras ciudades y paisajes, que tienen dinero y se pueden permitir el lujo de viajar. En cambio Schumann es más atormentado, y su propia escritura es así, notas la tensión dramática y vital. Pero no hay que compararlos, son actitudes igualmente románticas, muy de su tiempo, pero diferentes.
P:¿Dónde se ve dentro de 10 años?
R:Esencialmente como ahora, pero mejor. Lo que pretendo a cada momento es ser mejor, y eso lo pretendo con pasión. Si me lleva a hacer otras cosas… Para mí la situación ideal es la actual, grabar lo que estoy grabando, hacer el repertorio que estoy haciendo, tener relaciones sólidas con diversas orquestas, y quizá dentro de 10 años tener mi propia orquesta, pero no tengo ninguna prisa. Busco un lugar donde crecer.
¿Desde el inicio de su carrera tenía claro dónde quería llegar, ciertas metas que cumplir?
Noooo… Recuerdo un director del que fui asistente brevemente que me dijo, y ya en ese momento me pareció un poco arrogante o pretencioso, hablando de él mismo: “Yo me dije que si a los 30 no había dirigido en los grandes teatros me retiraba”. Me imagino que querría decirme algo a mí también al hablarme de esa manera.
No sé… puede ser que sí y puede ser que no. Uno tiene diferentes referentes y una ambición lógica, pero esto de compararse con otros colegas… Yo con 25 años estaba dirigiendo coros amateurs. Mi ambición ha sido siempre mucha, pero haciendo mi camino, y todo lo que me ha llegado después ha sido una oportunidad para crecer como músico; yo jamás he puesto nombre y apellidos a mi ambición.
Su carrera discográfica ¿está planificada o los proyectos van surgiendo?
Vamos a seguir colaborando muchos años, tenemos con una cartera de proyectos enorme, y me siento privilegiado, más que nada, por hacerlo todavía de una manera ajena al mercado, los proyectos surgen de una pasión artística, de una manera orgánica, en una discográfica como Harmonia Mundi, que todavía trabaja con esa filosofía.
Los tres discos dedicados a Schumann, por ejemplo, forman parte de un proyecto más ambicioso, que consiste en hacer todo el repertorio romántico alemán del XIX con instrumentos de época: Schubert, Schumann, etc, una visión global a ese periodo. Blanca Gutierrez
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