Recomendación: Herreweghe y la Misa en Si menor
Aunque la moderna ciencia musicológica ha avanzado mucho en el conocimiento de la génesis de la gran Misa bachiana, el común de los aficionados que tiene a bien acudir de vez en cuando a repasar este monumento absoluto de la música religiosa se sigue haciendo las mismas preguntas de siempre. Y de entre ellas, una que, a pesar de todo, sigue sin tener respuesta: cómo es posible que una obra que goza de una unidad conceptual tan grande fuera escrita por Bach a trozos. Porque, como en otras tantas ocasiones –aunque quizá no tan escandalosas como en este caso- , Bach hacía uso de una inspiración que si mal se entiende hoy, en el siglo XVIII podía considerarse intolerable. ¿Música producto de un alma religiosa ante todo? Pues vaya, una religiosidad por entregas, que iba acumulando resultados según la vida ofrecía a su autor cada oportunidad laboral. Se sabe poco –cada vez menos ´poco´- de cómo Bach llegó al final de sus días recopilando partes hasta ensamblar tal maravilla. Pero sí con toda certeza que no la escribió de un tirón, con lo que, dado el resultado, habría que aceptar que Bach fue un señor capaz de tener en alguna parte de su cabeza un trocito reservado al transcurrir de una música a la que iba dando forma al paso de los años. Un milagro. O no. A lo mejor solo una manera de operar propia de un marciano, como, sin ninguna discusión, lo fue Bach.
Se la vamos a volver a escuchar a Herreweghe en Madrid. Siempre es un placer regresar a la Misa en Si menor en su manos, y con un grupo de solistas reputados, además de su famoso grupo. Es, digo, un placer, pero también es cierto que la idea que tiene Herreweghe de esta música ha evolucionado poco desde que la dirigiera por primera vez, hace ya tantos años que ni me acuerdo. Hoy hay grupos y, lo que es más importante, ideas nuevas que nos ofrecen imágenes más modernas de la pieza. Lo de Herreweghe pertenece a una tradición coral que a su vez es hija de un guión que nace contaminado por las corrientes directoriales anteriores a la gran revolución interpretativa gestada por sus vecinos y demás amigos paisanos holandeses. Aunque esto lejos de ser un problema sea una virtud para incondicionales. Todo evoluciona. O debe evolucionar. La Misa de Bach es un conjunto musical de tal magnitud que puede ser introducido en cualquier laboratorio de ideas. Como también se puede seguir escuchando, en algún caso concreto, bajo prismas interpretativos de otros tiempos. Lo que un intérprete hoy no puede, o no debe, hacer es mostrar indiferencia ante esa evolución. Compruébelo usted mismo, querido lector; no se pierda este concierto. Pedro González Mira.
BACH: Misa en Si menor. Dotothee Mields, Hana Blaziková, sopranos; Alex Potter, contratenor; Thomas Hobbs, tenor; Kresimir Strazanac, bajo. Collegium Gent. Dir.: Philippe Herreweghe. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Martes 11, 19.30. Entre 15 y 40 €.
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