Hilary Hahn y Juanjo Mena, entre suspiros y rotundidades
Crítica de música clásica
Entre suspiros y rotundidades
Obras de Barret, Telemann y García Abril. Hilary Hann, violín y Cory Smythe, piano. Auditorio Nacional. Madrid, 8 de mayo
Obras de Beethoven y Mahler. Orquesta Filarmónica de la BBC. Juanjo Mena, director. Auditorio Nacional. Madrid, 8 de mayo
Hilary Hahn (Virginia, 1979) es una de las violinistas más promocionadas mediaticamente de la actualidad. Las biografías de muchas de estas artistas compiten por mostrar quién fue antes niña prodigio. Hahn parece que ya pisaba un conservatorio a los cuatro años y que ofreció su primer recital a los nueve. Uno no puede menos que recordar cuando de la japonesa Midori se escribía que ya tocaba a los dos años. Tras una carrera fulgurante hoy pocos recuerdan a Midori, ocho años mayor que Hahn. Veremos el futuro de la americana, quien desde luego toca muy bien el violín y ha conseguido dos Grammy.
Su último disco contiene, en un doble cd, 27 piezas que se suponen sus bises. Es nada menos que su décimo álbum y con una peculiaridad fundamental, todas estas piezas han sido escritas para ella. Colgó en su web el anuncio “Se buscan compositores” y rápidamente encontró unos cuantos dispuestos a escribir obras de menos de seis minutos. Muchas de ellas van en los programas de la gira europea dentro de la que llegó a Madrid. Así “Shade” del galés Richard Barrett, pieza para violín y piano muy centrada en la búsqueda tímbrica. Diferente es el caso de los “Tres suspiros” del turolense García Abril, encargo de la propia Hahn que ella misma anunció en Valencia y que ha tocado ya más de 50 veces por todo el mundo. Se trata en este caso de realmente tres propinas unidas en una especie de original sonata en la que los dos movimientos extremos son compartidos por violín y piano, mientras que en el central se exhibe únicamente el primero. Partitura bien escrita, como siempre en este compositor, muy atenta a la melodía, que en ciertos momentos trasluce su origen español, con oportunidad para que la solista se luzca en pizzicatis y dobles cuerdas. El autor subió al escenario a recoger cálidos aplausos para una obra de hoy fácil de escuchar. Por cierto, también le ha encargado seis partitas para violín solo, que ya ha entregado el compositor y que, al acabar su gira europea, trabajarán juntos en Madrid.
Mientras el violín era protagonista en la sala de cámara, en la sinfónica lo era el piano en manos de Javier Perianes junto a la Orquesta Filarmónica de la BBC y su actual titular Juanjo Mena. En la segunda parte la potente “Titán” de Mahler, con lectura de tempos vivos, especialmente en el “länder” y muy cuidados los aspectos dinámicos del primer tiempo, para alcanzar con buena arquitectura las rotundidades del climax final de la sinfonía. La BBC es una buena orquesta, si bien sin alcanzar los niveles de la Sinfónica de Londres u otras de aquella ciudad, cuyas maderas pasaron algún apuro. Gonzalo Alonso
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