Homenaje a García Abril
Homenaje a García Abril
Obras de García Abril. L. Morales y R. Torres-Pardo, piano. Orquesta Nacional de España. E. García Asensio, director. Auditorio Nacional. Madrid, 15 de noviembre.
Un poco tardíamente se ha producido el homenaje a los setenta años de Antón García Abril (Teruel, 1933) -de hecho aún está pendiente de editarse un libro sobre su figura encargado a Andrés Ruiz Tarazona- promovido por la Fundación Autor, de la SGAE, el INAEM y el Gobierno de Aragón. El programa, ofrecido primero en Zaragoza y ahora en Madrid, incluía tres de las últimas obras del maestro que ofrecen un panorama variado, desde el ballet al concierto pasando por un poema sinfónico, pero que reflejan la estética de un compositor que se ha encontrado a sí mismo y cuya evolución se realiza sin renunciar a unos parámetros que vienen a ser sus señas de identidad.
Estamos ante un músico de nuestro tiempo que no renuncia al pasado musical europeo ni tampoco a sus raíces hispanas. De ahí que su personal lenguaje contenga citas o evocaciones que van de Bach a Bartok y de Ravel a Falla. Ello es especialmente perceptible en “Juventud”, un concierto para dos pianos estrenado en 2002 para celebrar los cincuenta años de Juventudes Musicales. Hay en él búsqueda y hallazgo de sonoridades y contrastes tímbricos variados que van apareciendo sin rupturas en su media hora de duración y dentro de una forma tradicional de tres tiempos –allegro, adagio, allegro-. La partitura permite a los dos pianistas – unos entregados Rosa Torres-Pardo y Leonel Morales- mostrar su virtuosismo mientras se divierten tocando, lo que no suele ser muy habitual y seguro que los solistas lo agradecerán. “El mar de las calmas” se estrenó en el Festival de Canarias de 2001 a modo de poema sinfónico de unos veinte minutos con dos partes de dinámicas contrastadas que incluyen elementos étnicos, trabajados y nunca obvios. En la primera, de carácter muy lírico, se suceden los diálogos entre instrumentos a partir de un canto muy bello del clarinete bajo. En la segunda explotan los metales para ofrecer la parte más épica. El concierto se inició con tres escenas del ballet “La Gitanilla”, estrenado en el Teatro Real en 1996, de hondo sabor español.
Enrique García Asensio dirigió con eficacia a la ONE, aunque en la obra de García Abril hay más expresividad de la que se transmitió, principalmente en la última partitura citada. Naturalmente se ovacionó con cariño al compositor homenajeado. Gonzalo ALONSO
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