Homenaje a Jerónimo Saavedra
El Teatro Real vuelve a acertar al rendir homenaje a Jerónimo Saavedra, durante varios años uno de los patronos de su fundación con las ideas más lúcidas. Será el día 18 de este mes y en él está previsto que intervengan Gregorio Marañón, Mercedes Calvo, Alberto Ruiz-Gallardón, Ernest Urtasun, un familiar del político canario y cerrará el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Saavedra formaba parte del Patronato del Teatro Real desde octubre de 2018, aunque ya había sido miembro del mismo entre 2004 y 2011, cuando dejó la institución para ejercer como diputado del Común de Canarias. El histórico político canario, gran melómano, fue siempre un activo defensor y promotor de la cultura y de los proyectos de la institución, de su programación y de las iniciativas para acercar los espectáculos del Teatro Real a todos los públicos, en especial con las retransmisiones a las plazas e instituciones de forma gratuita, que le permitieron impulsar la actividad, con especial ahínco, en su tierra canaria.
Seguro que más de uno se preguntará las razones de la intervención de alguno de los citados, en particular la de Pedro Sánchez. Su hermano, David Sánchez Pérez-Castejón, una excelente persona, era muy buen amigo de Saavedra, quien le ayudó mucho en el intento, al final vano, de afianzarse como director de orquesta. Saavedra también a poyó al presidente cuando éste recorrió España visitando las federaciones socialistas a fin de retomar el poder en el PSOE.
Poco puede añadirse a lo ya mucho escrito sobre Jerónimo, muy acertadamente calificado “hábil, florentino e inteligente”. Un hombre culto, refinado, sin prejuicios y a veces algo maquiavélico. De ello que, a pesar de algunos vaivenes políticos, siempre logró salir a flote. Amaba muchas cosas pero, sobre todo, la música. Tuve la suerte de compartir su amistad desde los años setenta. En aquella época él solía viajar al Festival de Salzburgo con Juan Cambreleng, más tarde director del Teatro Real. Coincidíamos con frecuencia en el mismo hotel al otro lado del río Salzach de donde se asienta el Festspielhaus. Son muchas las anécdotas que tengo con él. En uno de aquellos veranos viajábamos ambos de Lucerna o Bayreuth a Salzburgo. Yo iba en coche y él en tren. Me pidió si podía llevar sus maletas y así lo hice. Durante el viaje nos paró la policía a dos coces, se supone que por exceso de velocidad, el de delante era, por casualidad, Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid. Yo salí airoso sin pagar multa, no se cómo le iría a él. En el maletero del coche llevaba un montón de LPS, con los que las discográficas nos obsequiaban a los críticos. En la aduana austríaca me pararon y quisieron hacer pagar por ellos. Luego el oficial gendarme me ordenó abrir las maletas. Obviamente no tenía las llaves de las de Jerónimo. Tras una hora de discusión cambió la guardia y al nuevo oficial le sirvieron mis explicaciones y la carta que yo poseía del Gobierno austríaco invitándome al Festival. Este apuro se lo devolví años más tarde cuando, al aterrizar en Las Palmas, en un vuelo nocturno, la guardia civil me llevó a un cuarto para registrarme tras pedirme que me desnudase. Me negué y añadí “Aquí tienen el teléfono del presidente de Canarias. Le llaman, despiertan y le cuentan lo que está sucediendo”. Me dejaron ir.
Esta amistad quedó reflejada en uno de los programas “Melómanos” que dirigí y presenté en TVE en 1990 y que se puede ver en Youtube. Jerónimo, ¡cuánto echo de menos nuestras conversaciones! La última, por cierto, sobre indultos y amnistías. Canarias, tras Rafael Nebot y Guillermo García Alcalde entre otros, perdió a uno de sus puntales musicales. Gonzalo Alonso
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