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Por Publicado el: 18/11/2012Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Huelgas, manifestaciones y manifiestos

Huelgas, manifestaciones y manifiestos

Bueno está el país. El cruce de la cultura del mínimo esfuerzo en la que las últimas generaciones de españoles han sido educadas y la crisis explota cada día en nuevas formas de protestas. Fernández Toxo soltó en su alegato de Colón “la austeridad no sirve para nada” y la idea va calando: queremos todo gratis –antes sólo las descargas de Internet- y lo que no, basta con no pagarlo, ya sean los productos de los supermercados, las hipotecas y, ¿por qué no?, los alquileres o lo que vendrá después. Nadie explica que occidente ha dejado de ser competitiva, que va caducando la ventaja tecnológica que mantenía sobre los países emergentes y el control que sobre estos podía ejercer. Que nuestros productos son más caros que los chinos porque nuestros costes laborales son más altos. Que por eso cada vez venderemos menos. Que no hay más remedio que equilibrar costes para sobrevivir y que no nos podemos ya permitir ventajas sociales que hemos disfrutado durante décadas. Simplemente, se acabó. No es “Nos dejan sin futuro” sino que nos hemos dormido y claro que hay culpables: todo occidente. Pero esto no se explica porque no vende. No habrá resignación y estallará algún tipo de revolución.

Entretanto en la música cada día son más las restricciones y las incongruencias. Las orquestas apenas han aumentado su productividad, pero los profesores han ganado más y no digamos los directores de orquesta. Los auditorios y los teatros han subido los precios de las localidades por encima de la inflación y sus salas tienen cada vez menos asistentes. ¿Han visto el patio de butacas del Real en “El prisionero” y “Sor Angélica”? Las administraciones públicas reducen obligatoriamente sus aportaciones, además de por falta de presupuestos porque no existen proyectos sociales que justifiquen el mantenimiento del gasto y los patrocinadores, a los que se acude como última esperanza, no se sienten inclinados a poner más dinero en instituciones en las que cada vez hay más huecos. Teatros y auditorios son día a día menos competitivos y tendrán que reaccionar para no sucumbir. ¡Si la Orquesta de Filadelfia quiebra y hasta peligra la fachada del Festspielhaus de Bayreuth en el aniversario de Wagner! Hay que combinar reducciones de precios con rebajas salariales y artísticas, implicarse más en la vida social del lugar, buscar nuevas formas de ingresos, etc. Y todo es posible. Fernández Guerra estrenará a través del “crowfunding”, buscando aportaciones económicas directas de los ciudadanos. Menos quejas, menos manifiestos, menos huelgas y más trabajo.

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