Ibermúsica 2012/13
Ibermúsica 2013
No hace mucho que Ibermúsica celebraba por todo lo alto sus 40 ediciones, pero en su 43ª temporada tira la casa por la ventana con una programación sin parangón en ciudad alguna del mundo. Es cierto que las temporadas de la Filarmónica de Berlín, la de Viena, el Concertgebouw o la Bayerische Rundfunk están llenas de atractivos, pero ninguna ciudad logra reunir a todas ella en un mismo ciclo. Las citadas, junto a las no menos célebres como Pittsburg, Filarmónica de Munich, las tres puntales londinenses o la National Symphony Orchestra se encuentran incluidas en los dos ciclos, de doce conciertos cada uno, que ofrece Ibermúsica para la próxima edición.
Resultaría difícil encontrar alguna ausencia destacable en el impresionante elenco de directores: Abbado, Gatti, Honeck, Maazel, Jurowski, Eschenbach, Jansons, Mehta, Salonen, Tilson Thomas, Rattle, etc. En esta ocasión los violinistas – Znaider, Michael Barenboim, Fischer, Kavakos, Braunstein- se llevan el gato al agua frente a pianistas como Kissin, Angelich, Bronfman o un Sokolov en la sorprendente elección del “Concierto para piano” de Tschaikovski junto a la Orquesta de Cadaqués con Jaime Martín al frente. Esta agrupación, junto a las Sinfónica de Barcelona con Pablo González y Al Ayre Español con López Banzo componen la representación local.
La programación contiene mucho Mozart, Beethoven o Brahms, viniendo en gran parte determinada por aquello que las agrupaciones participantes llevan en sus giras. Hubiera sido de desear que algunos programas revistiesen mayor densidad, como por ejemplo el de la Filarmónica de Berlín con dos sinfonías de Haydn y Mozart, pero que se compensa con un segundo que incluye el “Requiem” de Fauré y el Orfeón Donostiarra y es bien cierto que si las orquestas llevan este repertorio es porque así lo quieren los públicos europeos.
Alfonso Aijón realiza una apuesta arriesgada, que Arturo Reverter calificó en su presentación de anteayer como un “arrojarse a la piscina”. El presupuesto se eleva a los cuatro millones setecientos mil euros, cifra superior a la de la mayoría de las temporadas operísticas españolas. Sin subvención oficial alguna, un noventa por ciento se cubre con taquillas y el diez por ciento restante ha de venir de patrocinios. Deseemos que la piscina esté llena de agua y que el Ayuntamiento de Madrid no ponga las cosas más difíciles prolongando el SER una hora más y con ello impidiendo que se pueda acudir en coche al Auditorio Nacional. No están los tiempos para poner más trabas.
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