Igualdad
Igualdad
A veces el mundo de la música puede aportar ejemplos clarificadores contra tal cúmulo de absurdos que circulan sin ser rechazados con la rotundidad que merecen.
Todos sabemos que la Orquesta Nacional está en plena crisis gerencial y artística. Lo sabe hasta el propio ministro Cesar Antonio Molina, que dedicó recientemente media entrevista a defender su labor con ella. Un espectador llegó a gritarle a Frühbeck al final de su último concierto: “¡Vuelve!”. Esto lo saben los músicos perfectamente, pero lo que no todos saben es la que se les viene encima desde el recién creado Ministerio de Igualdad encabezado por Bibiana Aido, promotora del flamenco en Andalucía como mérito mayor. De acuerdo con la natural extensión de leyes ya promulgadas, se dará un plazo para que el 50% de los atriles sean ocupados por mujeres. Una decisión así mostraría que lo que importa no es que una orquesta suene bien o mal, sino que responda a sexos diferentes por mitades. Si Fellini resucitase seguro que habría añadido el nuevo enfrentamiento entre sexos al sindical tan fenomenalmente retratado en “Ensayo de orquesta”. Alguno de los músicos del próximamente nivel 28 de la Administración no está dispuesto a arriesgarse y ya ha solicitado, naturalmente con cargo a la Seguridad Social, un cambio de sexo. Tendrá así asegurada su plaza.
Pero, queridos amigos críticos musicales, ¿qué va a ser de nosotros? Durante toda la historia de España hemos copado los hombres el comentario musical en todos los medios. ¿Qué mujer firma una crítica en nuestro país? Realmente esta situación no puede continuar. Nosotros, que pasamos por ser personas formadas, tenemos que blandir una lanza a favor del cambio y solicitar a los directores de nuestros medios que, puesto que ya vamos teniendo años, nos prejubilen a la mitad para contratar “críticas” en nuestro lugar. Y ahora que lo pienso, por ir un poco más allá, tampoco conozco mucha directora de periódicos. Ellos también se tendrán que aplicar el cuento.
Hemos de admitir que ha de dar igual que una orquesta toque mejor o peor que antes o que las críticas sean más o menos fiables en aras de la igualdad real entre sexos, no ya de oportunidades. Así ha de ser.
Gonzalo Alonso
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