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Por Publicado el: 04/09/2015Categorías: Crítica

Il Trovatore: gran fiesta vocal verdiana en La Coruña

IL TROVATORE (G. VERDI)

Palacio de la Ópera de La Coruña. 3 Septiembre 2015.

Los Amigos de la Ópera de La Coruña parece que van dejando atrás los problemas que tenían hace unos años y ya desde la temporada pasada la programación ha mejorado de manera más que notable. La actual estrecha colaboración entre la veterana Asociación y el Consorcio – de naturaleza pública este último – ha dado a luz desde el año pasado a la llamada Temporada Lírica de La Coruña, cuya programación la sitúa entre las más importantes de España. Un auténtico ejemplo para otras ciudades donde todavía andan a la greña distintas organizaciones.

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Escena

Arranca, pues, la actual temporada de ópera y lo hace con un éxito indudable. Es conocida de todos los aficionados la expresión de Arturo Toscanini diciendo que para representar Il Trovatore no hace falta sino los 4 mejores cantantes del mundo. No diré que esto es lo que ha ocurrido en La Coruña, pero sí que el cuarteto – más bien quinteto – reunido ha sido excelente y hemos asistido a una auténtica fiesta de canto verdiano. La parte musical funcionó bien y la escénica no pasó de ser un modesto complemento. El espectáculo escénico ofrecido se debe a Mario Pontiggia, que una vez más demuestra que con medios limitados se pueden hacer producciones dignas, al menos en lo que a la estética se refiere. El propio Mario Pontiggia es autor de la escenografía y el vestuario. La primera consiste en una serie de columnas en tonos claros, que recuerdan a un Lego, cambiando de formas y ubicaciones en las distintas escenas. Poco más hay que señalar, aparte de unas gradas en el escenario. El vestuario ofrece figurines de la época medieval y resulta adecuado y sin excesiva brillantez. La iluminación de Santiago Mañasco resulta poco interesante. Si estéticamente la producción funciona razonablemente bien, con el único problema de que las paradas entre cuadros son excesivas, aunque cortas, no puedo decir lo mismo de la dirección de escena. El movimiento de coralistas y figurantes es prácticamente inexistente, de un estatismo desesperante. En cuanto a la dirección de actores, podría decir otro tanto, salvo que en este caso los protagonistas saben resolver las situaciones de manera conveniente. No faltan toques ”originales”, que tienen muy poco sentido, especialmente el hecho de presentarnos a Ferrando, el jefe de la guardia del Conde Luna, como un monje, aunque siga siendo el vengativo guerrero de siempre. Quizá es que no había vestuario suficiente.

IL TROVATORE. LA CORUÑA (1)-001

Escena

La dirección musical estuvo encomendada a la canadiense Keri-Lynn Wilson, que tuvo una actuación eficaz. En su haber hay que señalar que controló perfectamente el volumen del foso, no molestando nunca a los cantantes, cuyas voces llegaban siempre sin problemas a la sala. Esto es particularmente importante en una ópera como Il Trovatore. Los tiempos fueron algo irregulares, un tanto lentos en algunas ocasiones, y no hubo problemas de desajustes entre foso y escenario. Lo menos convincente me resultó su dirección en el primer acto, excesivamente blanda, mejorando algo en el segundo acto. Todo funcionó mejor en los dos últimos actos de la ópera. A sus órdenes estuvo la Orquesta Sinfónica de Galicia, que fue un notable complemento musical, mejor que lo que solemos escuchar en casi todos los teatro de ópera españoles. Musicalmente, el mayor lunar de la representación fue la actuación del Coro Gaos, manifiestamente mejorable. El personaje que da título a la ópera fue interpretado por Gregory Kunde, que nos ofreció un excelente Manrico. Si no estoy equivocado, es la segunda vez que canta en escena esta ópera, tras haberla debutado hace ahora un año en La Fenice de Venecia. Tuve la suerte de asistir al mencionado debut y no salí particularmente entusiasmado con la actuación veneciana de Kunde. En el año transcurrido desde entonces las cosas han mejorado y ahora su Manrico me ha resultado mejor que entonces. Me ha parecido muy bien cantada la romanza Ah, si ben mio y ha estado más brillante en la siempre esperada Pira, que en Venecia quedó un tanto corta. La verdad es que Gregory Kunde está en un momento dulce y es un placer escucharle. Su extracción belcantista es un auténtico ejemplo para toda la serie de tenores trompeteros que son habituales en este repertorio.

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Angela Meade y Gregory Kunde

Como Leonora estuvo siempre anunciada Ainhoa Arteta, que canceló hace unas semanas, siendo sustituida por la soprano americana Angela Meade. Se dice muchas veces, y con razón, que la categoría de los teatros de ópera se mide en la sustituciones y hay que decir que la que ahora nos ocupa ha sido un éxito. Nadie ha podido echar en falta a la guipuzcoana, teniendo en cuenta que hemos tenido en el escenario a una de las más importantes sopranos verdianas de la actualidad. Esta soprano era una gran promesa cuando debutó en nuestro país, cantando precisamente la parte de Leonora en Peralada hace ahora 3 años. Hoy es una magnífica realidad. La voz es amplia, bien timbrada y muy bien manejada, ofreciendo pianos espectaculares. Ya desde su entrada en Tacea la notte placida demostró que es una gran cantante, coronando su actuación en el último acto con una espectacular interpretación de D’amor sull’ali rosee y la cabaletta subsiguiente. Una magnífica Leonora de principio a fin. Juan Jesús Rodríguez era el Conde Luna y volvió a demostrar que estamos ante una de las voces verdianas más importantes de la actualidad en la cuerda de barítono. Pocas son las voces como la suya. Su elegancia y línea de canto no están a la misma altura excepcional de su voz, pero eso no es un demérito, ya que de estarlo, sería el barítono verdiano de referencia en la actualidad. Pocas pegas pueden ponerse a su convincente actuación.

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Marianne Cornetti

Marianne Cornetti siempre ha encontrado en el personaje de Azucena su caballo de batalla y no ha sido ésta la excepción. Ella se entrega al personaje desde Stride la Vampa hasta el Sei vendicata. o madre con una gran intensidad, llegando con facilidad al público. Es verdad que Azucena, como ocurre con Liu o Micaela, siempre triunfa para el público, pero la Cornetti lo hizo francamente bien.

Finalmente, Ferrando fue interpretado por el bajo ruso Dmitry Ulyanov, que resultó un excelente complemento para el cuarteto mencionado más arriba. Su voz es amplia y pastosa y casi resulta un lujo en el personaje del supuesto jefe de la guardia.

En los comprimarios cumplió bien el tenor Badel Albelo en la parte de Ruiz, dejando que desear la soprano Alba Löpez Trillo como Inés.

El Palacio de la Ópera colgó el cartel de No hay Localidades. El público se mostró muy satisfecho durante y al final de la representación, dedicando muestras inequívocas de entusiasmo a todos los cantantes.

La puntualidad dejó mucho que desear, ya que el espectáculo comenzó con nada menos que 15 minutos de retraso, lo que me resulta inconcebible. La duración total fue de 3 horas exactas, incluyendo un intermedio y varias paradas cortas entre cuadros. Duración musical de 2 horas y 14 minutos. Nueve minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 85 euros, costando 20 euros la más barata. La relación precio-calidad es inmejorable, muy superior a la de otros muchos teatros de ópera españoles. José M. Irurzun

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