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Matthias-Goerne-cantaLied en la Zarzuela: Goerne, en trance
AFKHAM por duplicado
Por Publicado el: 30/05/2013Categorías: Crítica

IMENEO (G. F. HAENDEL). Auditorio Nacional de Madrid

IMENEO (G. F. HAENDEL). Auditorio Nacional de Madrid. 26 Mayo 2013. Versión de concierto.

Termina el CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical) con su ciclo Universo

Barroco con esta rarísima ópera de Haendel, estrenada en Londres en 1740 y que es, de

hecho, la última opera italiana que compuso. Indudablemente, Imeneo es una de las

óperas menos representadas de su autor y me parece una notable iniciativa por parte del

CNDM haberla dado a conocer a los aficionados de Madrid.

No estamos ante una de las mejores óperas de Haendel. En caso contrario no estaríamos

hablando de una auténtica rareza, pero no deja de ser música de Haendel, con todo lo

que eso significa, y contiene paginas deliciosas, especialmente las que escribe para el

coro – recuerda mucho al Mesías – y las arias que escribe para el personaje de Tirinto

en la segunda parte de la ópera.

El libreto de la ópera se debe a Silvio Stampiglia y es bastante endeble. Unos piratas

raptan a las jóvenes Rosmene y Clomiri. Imeneo las libera de los piratas y pide

matrimonio con Rosmene, a su vez enamorada de Tirinto. Toda la segunda parte de la

ópera trata de las dudas de Rosmene, que acaba por seguir su deber y casarse con

Imeneo. Una decisión poco aceptable hoy en día.

Estas óperas únicamente se pueden escuchar en vivo en alguna gira de orquestas

barrocas y así ha sido también en esta ocasión. La dirección musical ha correspondido a

Christopher Hogwood al frente de la orquesta y coro de la Academy of Ancient

Music. Como suele ocurrir con estas formaciones británicas, la lectura ha sido muy

cuidada y correcta, pero corta para mi gusto de fuerza, inspiración y fantasía, que tan

necesarios son en este repertorio. La lectura de Christopher Hogwood no admite

muchos reproches, pero tampoco muchas alabanzas. Salvando cualquier distancia, me

pareció mucho más interesante la versión que López Banzo nos ofreció hace unos días

de Agrippina.

El reparto vocal no pasó de la pura corrección, con voces de poca entidad, en general,

en donde se han echado en falta voces más importantes. Cualquier comparación con lo

que vimos en Agrippina es casi coincidencia.

El barítono italiano Vittorio Prato fue un convincente Imeneo, con una voz adecuada y

agilidades suficientes. No es un fuera de serie, pero cumplió bien.

Quizá lo mejor vocalmente del concierto fue la prestación de la mezzo soprano Renata

Pokupic, que sustituía a David Daniels. La cantante croata ofreció una convincente

interpretación de Tirinto, que cantó con gusto, especialmente su aria Pieno il core. La

voz es atractiva, canta con gusto y es expresiva. Queda un tanto corta por abajo y le

falta brillo en las agilidades, como se pudo comprobar en el aria de bravura Sorge

nell’alma mia, en la que Ann Hallenberg podía haber puesto el auditorio boca abajo.

La soprano Rebecca Bottone me pareció una Rosmene musical, pero escasamente

adecuada al personaje. Rosmene pide una soprano lírica con agilidades y Rebecca

Bottone es una soprano ligera, más adecuada para cantar Barbarina que Rosmene. Tiene

gusto cantando, pero no es adecuada al personaje.

La soprano británica Lucy Crowe fue una adecuada intérprete de Clomiri, con una voz

agradable y bien manejada, Finalmente, el bajo barítono alemán Stephen Loges

cumplió en la parte de Argenio.

El auditorio ofrecía una magnífica entrada, muy próxima al lleno. El público se mostró

un tanto frío durante el concierto y ofreció una cálida acogida a los artistas en los

saludos finales. El concierto comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 18

minutos, incluyendo un intermedio de 22 minutos. La duración puramente musical fue

de 1 hora y 55 minutos. Los aplausos finales se prolongaron durante 5 minutos.

La localidad más cara costaba 40 euros, mientras que en los pisos superiores los precios

oscilaban entre 32 y 24 euros. Las localidades detrás del escenario costaban entre 15 y

18 euros. José M. Irurzun

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