Ínfulas peridísticas
Érase una vez una persona a la que se le subieron los humos y se creyó el árbol de la ciencia musical. En una ocasión realizó una entrevista a un famoso director de escena, quien le pidió si se la podía enviar previamente a su publicación por si pudiese haber algún error. La persona lo interpretó como un intento de censura y la historia terminó mal.
Tiempo más tarde fue a hacer al mismo artista una nueva entrevista. Encendió el magnetófono cuando éste hablaba en su camerino con terceros. Él vio la luz roja y mandó apagar el aparato y esperar a grabar a que se empezase la entrevista. La persona replicó que no tenía tiempo y él la invitó a salir de su camerino tras indicarla que el que no iba a tener tiempo era él.
Y la persona se vengó. En un suplemento donde escribió sobre los trabajos del artista logró evitar mencionar su nombre, a pesar de ser personaje principal. Es más, en el periódico donde también escribe, informó de la aparición de dos dvds de un importante teatro evitando también mencionar su nombre. ¿Es esto periodismo? ¿Puede un periodista llevar sus fobias hasta extremos de desinformar? A nuestra persona periodista le quedan muchas cosas por aprender y hoy le voy a dar un consejo: cuanto más enfrentado se esté a una persona, más es la información y más el elogio que hay que dar de ella cuando lo merezca.
Últimos comentarios