Inmenso Shostakovich en Barcelona
Inmenso Shostakovich
Temporada de conciertos de la OBC
Auditorio de Barcelona, 9 de octubre.
Rapsodia sobre un tema de Paganini, Op. 43 de Serguei Rachmaninov. Sinfonía nº 8 en Do menor, Op. 65 de Dmitri Shostakovich.
Programa ruso para el segundo concierto de la temporada de la OBC. Si el primero se reservó para el director titular de la formación, en este segundo se ha invitado a una de las batutas más interesantes del panorama actual, el barcelonés Josep Caballé.
El concierto empezó con la archiconocida –con las magníficas obras que tiene el ruso y no las toca nadie–Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov. Debido a una enfermedad repentina, Simon Trpceski sustituyó al solista previsto. La versión ofrecida fue regular en su conjunto, apática en el detalle. Llamó la atención que numerosos instrumentos, cualquiera de la familia de las maderas, superaba de forma alarmante el sonido ofrecido por el pianista macedonio. La falta de proyección, de intensidad, de quererse hacer el dueño y señor de la obra fue un lastre constante. Una cosa es proponer un bello dialogo “intraorquestal” y otra muy distinta es la falta de liderazgo y la consiguiente desaparición de una voz propia. En los inevitables bises se hizo participar al primer violonchelo de la orquesta –¡qué gran técnica y sonido!– y al concertino de la misma.
Llegados a la segunda parte, el panorama cambió considerablemente.
Menos interpretada que la Séptima sinfonía terminada en 1941 durante el asedio de Leningrado, la Octava, fechada en 1943, supone un paso adelante en el macro proyecto estructural y dramático del lenguaje de Shostakovich. La profundidad del código estético/musical del soviético alcanza un nuevo nivel creativo, la duración supera los 60 minutos. Estamos ante una de sus sinfonías más serias, más enlazadas, tanto en lo evidente como en lo encubierto, tanto en la temática canónica de la cuerda como en la forma de los cinco movimientos. Y aquí, la OBC dirigida con buen oficio y precisión por Josep Caballé, alcanzó niveles expresivos satisfactorios y contundentes. Los solistas de trompeta y de trompa realizaron intervenciones meritorias.
En el próximo concierto, los amantes de la música cinematográfica –entre los que me incluyo– estaremos de suerte, los días 14, 15 y 16 de octubre disfrutaremos de la proyección de Titanic con la banda sonora en directo del recordado Jame Horner. Israel David Martínez
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