Intolerable
A veces llama alguien para decirme “Muchas gracias por tu crítica”, a lo que yo siempre contesto: “Para eso no se llama, porque entonces también tendrías que hacerlo cuando es negativa para decirme que soy un hijo de puta”. Si creo que artistas, agentes o empresarios no deben llamar a un crítico, mucho menos rebatir por escrito sus opiniones. Viene a cuento del nada desable espectáculo que se ofrece en la página 4 de Scherzo con cartas entrecruzadas entre un responsable de teatro y un crítico. Pero mucho más grave que rebatir la opinión de un crítico, cuya profesión es precisamente opinar, es que un teatro, una orquesta o un político puedan tomar represalias contra un crítico por sus opiniones. No juzgaré aquí si las hay o no en el caso citado, porque ni quiero ni tengo espacio pero, en general, haberlas haylas. Se materializan en acciones como dejar de ofrecer entradas, castigar a que acuda sin compañía a los espectáculos, no convocarle a los actos que se promuevan, dejar de contar con él para los artículos de los programas de mano, etc.
Las represalias por una mala crítica o una opinión desfavorable en un artículo alcanzan en ocasiones cotas mucho más elevadas de depravación. Me consta que un alto cargo político -aún en activo pero en otro destino- llegó a llamar a directores de periódicos para amenazar con eliminar la publicidad institucional en el medio si no se despedía al crítico oficial y si nombraba otro. Hay quienes sólo desean críticos de corte. La obligación del director de un diario ante un caso así es colgar el teléfono al interlocutor y publicar la amenaza al día siguiente, pero no siempre se actúa con valor.
No me gustan las actitudes gremiales, pero la profesión debe estar vigilante porque lo que hoy le sucede a uno, mañana le puede suceder a otro, y más dado el visible cambio en nuestro panorama musical en los últimos meses. Asistimos a un “todo vale” con planteamientos que, a primera vista, pueden incluso parecer buenos pero que realmente esconden tremendos vicios y engaños de fondo.
Gonzalo ALONSO
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