Intromisiones inadmisibles
El escándalo ha saltado a los medios de comunicación, aunque de momento locales: la periodista que acababa de ser contratada como jefa de prensa del Teatro Pérez Galdós y que apenas llevaba una semana trabajando ha sido cesada para colocar en su lugar a la esposa de un alto cargo de la política local. La citada periodista había colaborado con anterioridad con Rafael Nebot, director del teatro que se inaugurará en apenas un mes, por lo que éste la consideraba idónea para el cargo citado y la contrató. Sin embargo sus superiores políticos le han presionado para que se eche atrás. Desde muchas instituciones locales se ve el asunto como una ingerencia política en terrenos artísticos totalmente inaceptable y se ha pedido a Nebot que no acepte la presión y que incluso dimita. Veremos en qué queda el asunto.
Pero el tema no es nuevo. En el Palau de les Arts valenciano ha sucedido otro tanto con algunos cargos de relevancia del organigrama, que son ocupados a través de enchufismo político por personas sin experiencia ni capacitación. Helga Schmidt, la directora, conoce bien los problemas que traen consigo tales nombramientos. Una organización no puede funcionar con una cabeza a la que se rodea de cargos sin la necesaria capacitación y que obran de cuello de botella en la adopción y transmisión de decisiones. La intendente no se fía de las decisiones que estos puedan adoptar y ello le obliga a tomarlas personalmente. Como los problemas son muchos y el tiempo limitado, por muchas horas que Schmidt dedique al teatro, la enfermedad de la parálisis se extiende por doquier. Y Schmidt tiene que dejar de dedicarse a temas fundamentales en aras de otros que deberían estar resueltos por su equipo. Casi todos los artistas que han trabajado en el teatro han sufrido y lo cuentan off the record. Es el único teatro sin presentar directamente candidaturas a los Premios Líricos anuales.
Estas situaciones se viven, han vivido y vivirán en la mayoría de las instituciones musicales controladas por los políticos, sean estos del signo que sean. Luego se quejan del mal funcionamiento de los monstruos que ellos mismos han creado. Lamentable.