Ivan el Terrible en la Quincena
IVÁN EL TERRIBLE (S. PROKOFIEV)
Auditorio Kursaal de San Sebastián. 27Agosto 2012.
Si las representaciones de La Flauta Mágica dejaron que desear, hay que reconocer que la Quincena Musical Donostiarra se ha apuntado un gran éxito con este concierto. Todo ha funcionado perfectamente, con algunos aspectos del concierto que han supuesto una agradabilísima sorpresa.
Sergei Prokofiev (1891-1953) es, sin duda, uno de los más grandes músicos rusos y sus obras han ganado en popularidad en los últimos 20 años, en lo que ha influido de manera notable el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Sus dos últimos directores – Yuri Temirkanov y Valery Gergiev – han sido grandes defensores de su música y han tenido mucho que ver en que hoy en día la música de Prokofiev goce de tan buena salud en los teatros de ópera y en las salas de conciertos.
Iván el Terrible no es sino la banda sonora que Prokofiev compuso para la película de Sergei Eisenstein, con el que ya había colaborado en Alexander Nevsky. Las tres partes con las que tenía que contar la película nunca llegaron a completarse, al no estar de acuerdo Stalin con la visión que Eisenstein ofrecía del Zar Iván el Terrible. Tras la muerte del compositor, acaecida en Moscú el mismo día en que se dio a conocer la muerte de Stalin, Alexander Stasevich arregló la banda sonora como cantata, que es la que se nos ha ofrecido en el concierto donostiarra.
La cantata Iván el Terrible es una obra grandiosa, impregnada de aires patrióticos rusos, que en muchos momentos recuerda a Rimski y Tchaikovsky, aunque en otros la personalidad de Prokofiev aparece en primerísimo plano. Está dividida en números cerrados (25) y requiere una gran orquesta (más de 110 músicos) y un amplio coro, además de un Narrador y dos solistas vocales.
Todas estas exigencias han estado perfectamente servidas en el concierto, en el que el veterano Yuri Temirkanov ha ofrecido una lectura magistral, dirigiendo con mano segura y firme las numerosas fuerzas musicales a sus órdenes. Es él el director titular de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, que es la más antigua de Rusia y, sin duda, una de las más prestigiosas de aquel país. Tanto el maestro como la orquesta se ganaron a pulso la reacción entusiasta del público del Kursaal. Para quien escribe estas notas la sorpresa más agradable de la noche ha sido la actuación prodigiosa del Orfeón Donostiarra, que ha ofrecido una actuación superlativa. No faltó nada, desde unos piani prodigiosos a un poderío indiscutible, pasando por momentos en los que se notaba claramente que los coralistas estaban disfrutando con su interpretación de la partitura. Su director José Antonio Sáinz Alfaro, que no salió a saludar, merece mi más efusiva felicitación. En resumen, un gran concierto, con una magnífica interpretación de una obra extraordinaria.
Entre los solistas hay que destacar al actor Nikolay Burov como narrador. La mezzo soprano Ketevan Kemoklidze y el barítono Dmitry Lavrov cumplieron a satisfacción en sus breves intervenciones vocales.
El público llenaba el Kursaal y dedicó una recepción entusiasta y merecida a Temirkanov y todas sus fuerzas.
El concierto comenzó con nada menos que 8 minutos de retraso y tuvo una duración total de 1hora y 9 minutos, sin interrupción. Los entusiastas y merecidos aplausos finales se prolongaron durante algo más de 6 minutos, que pudieron ser más, si el maestro Temirkanov no hubiera decidido pedir a sus músicos que se retiraran del escenario.
La localidad más cara costaba 70 euros, habiendo también localidades a 54, 45 y 35 euros. La entrada más barata costaba 10 euros. José M. Irurzun
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