Jerez: malos tiempos para la crítica
Jerez: malos tiempos para la crítica
Por más que de cara al público no suela trascender, a menudo el oficio de crítico musical está sometido a muchas y peligrosas presiones. Máxime si se trabaja en una ciudad de tipo medio con un sólo teatro. Es el caso de Jerez de la Frontera, con sus 200.000 habitante y su importante y meritorio Teatro Villamarta, con una interesante y atractiva programación lírica. Cuenta Jerez, además, con una gloria local del canto como Ismael Jordi, que cada año suele acudir al teatro del que salió para debutar sus nuevos papeles (a finales de este enero, “Romeo y Julieta” de Gounod). Son muchas las instancias y los poderes fácticos locales volcados con el Villamarta, desde las poderosas bodegas a importantes empresas de restauración, por no hablar de la vinculación del “Diario de Jerez”, que se hace cargo de la impresión de los libretos de las óperas. Por ello, resulta un tanto delicado en esta ciudad poner peros a la actividad del Villamarta o a las actuaciones de Ismael Jordi. El crítico musical del mencionado diario venía de un tiempo a esta parte recibiendo avisos y hasta algún que otro anónimo amenazante por alguna que otra crítica negativa. Pero esta Navidad pasada habría sido despedido sin más aviso, supuestamente por su actitud crítica ante el teatro. Y lo peor es que podría haber sido sustituído por dos personas que trabajan para el propio teatro, uno como corista y otro como ¡guardia de seguridad! No es que quiera uno ser malpensado, pero aquello de la independencia de juicio del crítico quedaría bastante en cuestión ante una situación que, de ser cierta, ni favorecería al Villamarta ni, mucho menos, al medio de comunicación en cuestión.
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