Joan Lluch
La prensa, ni siquiera la musical, suele dedicar un recuerdo a personas como la que hoy traigo a estas líneas. Sólo importan los grandes nombres de artistas, pero no hay que olvidar que, si muchos de estos llegan al gran público, es por la existencia de comunicadores. Joan Lluch era uno de los mejores que he conocido.
Tuve la inmensa suerte de estudiar y vivir durante dos años la Barcelona de los setenta. A pesar de la complejidad de los estudios del IESE, me pasaba las tardes y las noches en el Lice. Allí conocí y traté con frecuencia a alguien a quien había escuchado mil y una veces en las retrasmisiones por Radio Nacional de España de las óperas en la última etapa gloriosa de Pamias. Juan, porque entonces era así como le llamábamos, era un maestro a la hora de hacer llegar a los radio oyentes su entusiasmo por la música y ese poder de comunicación estaba por encima de cualquier tipo de conocimientos. Sabía que lo importante no es “demostrar” cuánto se sabe, sino trasladar al oyente el amor que uno siente por lo que hace. Me lo enseñó y lo pude poner en práctica más tarde cuando, durante más de diez años, tuve un programa en la radio.
Seguí con verdadera atención aquellas retrasmisiones y no sólo por los grandes artistas que en ellas participaban -Caballé, Bergonzi, Pavarotti, Carreras, Aragall, Domingo, Zeani… tantos y tantos- sino por la amenidad en sus intermedios. Juan se traía del brazo la ciencia del doctor Colomer, fallecido hace algunos años, que analizaba pormenorizadamente cada una de las voces que intervenían. Treinta años -las décadas de los sesenta, setenta y ochenta- acostumbrado a su voz. Luego continuó aquella labor musical, iniciada como crítico en el desaparecido “El Noticiero Universal”, en Juventudes Musicales, en el Club Polimia, del que fue fundador y en el Concurso de Canto Francisco Viñas. Obtuvo dos Premios Ondas y, en 1972, el Premio Nacional.
Hoy echamos de menos personas como él, maestros sin pretenderlo, cuando la moda es hablar o escribir para que nadie entienda nada o descubra lo poco que sabe el que firma.
Gonzalo ALONSO
Últimos comentarios