Jordi Savall, un aplauso al talento solidario

Hoy, en el Auditorio Nacional, Jordi Savall, al frente de su ya mítico conjunto instrumental Hespèrion XXI, vuelve a Madrid dentro del ciclo Universo barroco de CNCM, con un lleno absoluto.

El programa supone un repaso por músicas de tradiciones diversas, europeas y americanas, con un curioso acercamiento a piezas de procedencia celta conservadas en una colección bostoniana de finales del siglo XIX. Como siempre, Savall y sus huestes se dedican a glosar sobre los bajos, los esquemas armónicos y las melodías de danzas y canciones sacados de libros y archivos, en un trabajo en el que el rigor en el estudio de los procedimientos antiguos se combina con la frescura de la improvisación basada en ellos.

Musicalmente, poco se puede añadir a su trayectoria, lo dice el hecho de que ya haya grabado y editado más de 230 discos en los que siempre ha primado el patrimonio musical hispánico y mediterráneo, una producción merecedora de múltiples distinciones, como los premios Midem, International Classical Music y Grammy.

Jordi Savall también utiliza su sabiduría y su instrumento como vehículo para promover los derechos humanos, por ello ya en 2008 fue nombrado “Embajador de la Unión Europea para el diálogo Intercultural” y, junto con Motserrat Figueras, se les dio el título de “Artistas por la Paz” dentro del programa “Embajadores de buena voluntad” de la Unesco.

El mes pasado presentó en París su iniciativa Orpheus XXI, que obtuvo un gran interés mediático en el país vecino, donde el músico es enormemente respetado. Su idea es permitir la integración de los refugiados y los músicos profesionales, transmitir su cultura a los niños desarraigados, descubrir talentos, mezclar culturas y restaurar la esperanza.

Para Jordi Savall, el punto de partida de este proyecto musical es la situación de miles de refugiados que han llegado a Europa huyendo de Medio Oriente y de África: “Una de las cosas más graves que están pasando en Europa es la incapacidad de Europa de acoger, como el derecho nos obliga, a los refugiados, y que tengamos a esos refugiados en situaciones de total desamparo, sin tener las mínimas condiciones higiénicas. Es gravísimo”.

“Yo no puedo decidir por Europa pero como músico sí, puedo actuar. He decidido ponerme en movimiento con mis músicos de Siria, de Marruecos, de Turquía, etc., y hacer un plan, y ese plan es muy simple: hay muchos músicos refugiados que están viviendo aquí, que tienen capacidad artística y pedagógica, ¿por qué no seleccionarlos y darles trabajo para que enseñen a los niños y para crear una dinámica de manera que los jóvenes encuentren un sentido a su vida?”, prosigue Savall.

Estos niños, de entre 9 y 18 años, estudiarán en Arc-et-Senans y serán alumnos, a su vez, de músicos refugiados que ya han sido seleccionados en estos días por Savall y trabajarán sobre obras medievales de los países amenazados por la guerra, obras que, en muchos casos, se han transmitido durante generaciones a través de la tradición oral.

Los mejores alumnos formarán una orquesta que hará gira europea en julio y agosto de 2018 y sus profesores tocarán ya este verano en los festivales franceses de Arles, Fontfroide y Besançon para promocionar la iniciativa.

https://www.youtube.com/watch?v=XobBr-fHhpA

Jordi Savall y Hesperión interpretando una Folía de Diego Ortiz