Katiuska abre la temporada de la Zarzuela
EL TEATRO DE LA ZARZUELA ABRE SU TEMPORADA 2018/2019 CON ‘KATIUSKA’ DE PABLO SOROZÁBAL, EN VERSIÓN ESCÉNICA DE EMILIO SAGI, CASI 40 AÑOS DESPUÉS DE SU ÚLTIMA REPRESENTACIÓN EN ESTE COLISEO
- Con Guillermo García Calvo en la dirección musical, escenografía de Daniel Bianco, vestuario dePepa Ojanguren, iluminación de Eduardo Bravo y coreografía de Nuria Castejón
- Los elencos están integrados por Ainhoa Arteta, Rocío Ignacio, Maite Alberola, Carlos Álvarez, Ángel Ódena, Jorge de León, Alejandro del Cerro, Antonio Torres, Milagros Martín, Emilio Sánchez, Enrique Baquerizo y Amelia Font
- Sagi presenta la historia como un ejercicio de evasión del público de la época ante la dura realidad, con la finalidad de hacer una ‘Katiuska’ «cinematográfica y nostálgica» y «plasmar aquellos años grises» de la Revolución de 1917
Madrid, 1 de octubre de 2018.- Las aperturas de temporada siempre son, o debieran ser siempre, una fiesta por todo lo alto: la alegre confirmación de que el arte sigue su curso natural. Así lo entiende el Teatro de la Zarzuela, que para la especial ocasión ha preparado una pequeña gran joya al público. ‘Katiuska’, esa obra que fue la primera que Pablo Sorozábal escribiera para la escena, llenará la sala con su música expresiva y poética casi 40 años después (37 para ser exactos) de su última representación en este coliseo en 1981. Una ausencia, esta, que era ineludible remediar, teniendo en cuenta, además, que no son pocos los aficionados que incluyen esta opereta en dos actos entre sus obras predilectas del género. Se ofrecerán 14 funciones del 4 al 21 de octubre, con un equipo artístico y unos repartos difícilmente superables.
La versión escénica pertenece a Emilio Sagi, que ha querido hacer una ‘Katiuska’ “cinematográfica y nostálgica” para“plasmar aquellos años grises” de la Revolución de 1917. En medio, una historia de amores posibles e imposibles, de situaciones disparatadas, con los inevitables amargos coletazos de la Revuelta como trasfondo. En el foso, frente a laOrquesta de la Comunidad de Madrid (Titular del Teatro), estará el maestro Guillermo García Calvo, uno de los directores españoles más significados y solicitados en la actualidad. Y sobre las tablas, acompañados por el Coro del Teatro de la Zarzuela, dos elencos de altura, que en el caso del personaje de Katiuska serán felizmente tres.
Las sopranos que darán vida a la joven Katiuska, única descendiente del Zar aunque ella lo ignore, son las sopranos Ainhoa Arteta, Rocío Ignacio y Maite Alberola. Su enamorado imposible, Pedro, comisario del Soviet, lo encarnarán los barítonosCarlos Álvarez y Ángel Ódena, que tendrán su réplica escénica en los tenores Jorge de León y Alejandro del Cerro, en el papel del Príncipe Sergio, próximo a la familia imperial y protector de Katiuska. Los roles más vivaces, los que llevan la trama a extremos en ocasiones surrealistas y casi siempre hilarantes, son el del coronel del ejército zarista Bruno Brunovich, un pillo vividor y mujeriego representado por el barítono Antonio Torres; el de la joven y coqueta Olga, que asume la soprano Milagros Martín; el de Boni, interpretado por el tenor Emilio Sánchez, novio de Olga, celoso con razón, y antiguo asistente del coronel Brunovich aunque ahora atiende la posada de su tía Tatiana; el de Amadeo Pich, un viajante vendedor de medias que quiere saldar a toda costa y sin éxito la deuda que con él tiene pendiente el coronel, y que personificará el barítono Enrique Baquerizo; y el de Tatiana, la dueña de la posada, cuyos lances cantará y actuará la soprano cómica Amelia Font.
La potente escenografía de Daniel Bianco tiene como motivo central un gran marco dorado, de acentuada inclinación, en cuyo interior va sucediéndose la escena. Este marco mastodóntico se asienta sobre los grises escombros del imperio zarista. Donde hubo lujoso esplendor, ahora hay ruinas y decadencia. El vestuario de Pepa Ojanguren, la iluminación deEduardo Bravo y la coreografía de Nuria Castejón completan la singular propuesta artística de esta producción del Teatro Arriaga, en coproducción con el Campoamor de Oviedo, el Calderón de Valladolid y el Teatro Español de Madrid.
Katiuska, “obra universal”
La música que envuelve ‘Katiuska’ tiene una indudable ambición melódica, con una escritura orquestal sólida y poéticay una profunda comprensión del lenguaje coral. Por eso, para el maestro García Calvo ‘Katiuska’ es “una obra universal”y lo argumenta: “La acción sucede entre Ucrania y Rumanía, el compositor vasco, el libreto en castellano, la música de carácter ruso, con la sencillez y expresividad armónica de Schubert y la poesía de Schumann, y además un vals, un fox- trot, una marcha militar y un solo de violín a la luz de la luna”.
Emilio Sagi, por su parte, presenta la historia como un ejercicio de evasión del público de la época ante la dura realidad. Su finalidad, hacer una ‘Katiuska’ “cinematográfica y nostálgica” y “plasmar aquellos años grises” de la Revolución de 1917. La belleza musical y teatral de la obra de Sorozábal adquiere nuevas dimensiones al no caer en la visión popular o folclórica del relato. “Desde que escuché por primera vez ‘Katiuska’, me fascina la perfecta mezcla de sentimentalismo típico de opereta con una fuerte expresión lírica tradicional y algunos toques de cabaret”, afirma el director de escena, quien añade que sintió la necesidad de resaltar el sentimentalismo del libreto, “acercándome a una estética cinematográfica, planteando a la protagonista como una princesa de película al estilo de las míticas estrellas de Hollywood de los años 30.”
Sorozábal sinfónico, Sorozábal lírico
‘Katiuska’ es la primera obra para la escena que compuso Pablo Sorozábal, dando así el compositor un giro de la música sinfónica a la lírica. Sus dotes no solo para la orquesta y la melodía, sino también para la escena, lo convirtieron en el centro de la última etapa de la historia de la zarzuela. Destaca la finura de la música desde la primera escena, una orquestación elegante, buenos concertantes, romanzas intensas y variadas, así como una colección de bailables y números cómicos o exóticos propios del género de la opereta.
La obra, con un libreto firmado por Emilio González del Castillo y Manuel Martí Alonso, manifiesta un claro interés por una sencilla historia que tiene como trasfondo un episodio de la Historia de Rusia, pero sin entrar en vericuetos complicados. Por eso, sólo hay una tácita protesta casi al final del Acto Primero, por parte de Katiuska a su amado bolchevique por la maldad de los suyos, pero éste en cambio le reprocha a su enamorada princesa y a un grupo de nobles—ahora hechos prisioneros—, los siglos de opresión y hambre del régimen zarista.
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