Barrie Kosky: “La historia de la ópera es misógina”
Barrie Kosky sobre la dirección de escena
El canon operístico anclado en el siglo XIX conserva la visión misógina de la época y plantea al regista actual la posibilidad de transformar el concepto
Si no fuese por la expansión del coronavirus, Barrie Kosky se encontraría en Glyndebourne, presentado su producción para Dialogues des Carmélites de Poulenc, título que se habría estrenado en el Festival. Sin embargo, la pandemia ha cancelado todos sus compromisos hasta agosto: Las Basárides en la Komische Oper de Berlín, Le coq d’or en el Festival d’Aix en Provence y Die Meistersinger con Nürnberg en Bayreuth. Sin embargo, su principal preocupación son los artistas y aquellos músicos que dependen de la actuación en vivo para subsistir.
Amante de la ópera desde niño, cuando un escalofrío recorrió su cuerpo la primera vez que acudió a un teatro, Barrie Kosky confiesa tener sentimientos encontrados a la hora de entender la ópera como una forma artística en el mundo moderno: “La historia de la ópera es una historia de misoginia”, indica. “El principal problema es que la mayor parte del canon nació en el siglo XIX y la sociedad rechazaba a las mujeres. En la ópera, las mujeres están enfermas, locas y mueren, y mi trabajo es analizar el texto y la música, el contexto y trasfondo y encontrar la manera de presentarlo al público, lo cual es fascinante”.
Sus producciones han sido tan aclamadas como rechazadas por la crítica. Evitando caer en los clichés asentados con el tiempo, Kosky huye del conformismo y penetra en la psicología de los personajes para incentivar la reflexión: una Carmen que se encoge de hombros irónicamente ante el patriarcado, una Salomé que no baila la danza de los Siete Velos o un Don Juan que ya no es conmovedor sino un acosador. “Si en Salome se perpetúa esa imagen de femme fatale, monstruosa, perversa, vampírica, no se entiende el argumento central de la obra, que es una historia de amor”.
La misma contradicción le supone Wagner: “Le amo y le odio al mismo tiempo. Siempre que digo que sí a una de sus obras estoy en esa fase de amor hacia él… pero cuando estoy sobre el escenario y comienzan los ensayos mi sensación se remueve hacia el odio”, explica. Además de Los maestros cantores de Núremberg de Bayreuth, Kosky ha aceptado la invitación del Covent Garden para dirigir el Anillo.
Responsable artístico de la Komische Oper de Berlín, el director tiene en agenda Les contes d’Hoffmann, Pierrot Lunaire, La flauta mágica, Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny, Anatevka, Eine Frau, die weiss, was sie will!, Frühlingsstürme, Rusalka y Die Perlen der Cleopatra para la próxima temporada, además de compromisos con el Metropolitan, la Ópera Nacional de Ámsterdam y la Bayerische Staatsoper.
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