“La Bruja” en la Zarzuela
Cuando Bros embruja
“La Bruja” de Chapí. N.Fabiola Herrera, S.Cordón, M.Moreno, C.Belloch, E.Ruiz, O.Castro, J.Bros, J.Morales, F.Latorre, J.Roldán, etc. G.Carrascal, estenografía. M.L.Engel, figurines. F.Morales, coreografía. L.Olmos, dirección escénica. J.M.Pérez Sierra, dirección musical. Coro del Teatro de la Zarzuela y Orquesta de la Comunidad de Madrid. Teatro de la Zarzuela. Madrid, 14 de diciembre.
Este “zarzuelón” no representa lo mejor de nuestro género, que sin duda se halla en las obras cómicas cortas, ente las que el propio Chapí dejó testimonios tan brillantes como La Revoltosa, El barquillero, La chavala, etc. “La Bruja” posee algunos buenos números, como el de los pelotaris o la célebre “jota”, pieza tan querida por grandes tenores como Lázaro, Fleta, Kraus o, ahora, Bros. Tiene el tenor protagonista más “ariosos” llenos de agudos pero su escritura, como la mayor parte de la partitura, reúne más oficio –excelente, eso sí- que auténtica inspiración.
El libreto de Ramón Carrión y Vital Aza resulta tan imposible como el de muchos de las óperas más conocidas, de ahí que haya de acertarse en el relato escénico. Lo logró plenamente Luis Olmos en esta producción de 2002 al presentarnos la zarzuela en forma de cuento de hadas con algunas gracejos para aumentar su capacidad de entretenimiento. Todo en el tradicional escenario funciona bien, desde la atractiva escenografía de Gabriel Carrascal a la acertada coreografía de de Fuensanta Morales, de forma que la fluidez está garantizada y esto es algo fundamental en una ora de dos horas y media. Por enfermedad de Miguel Roa –a quien deseamos una rápida recuperación- dirigió el estreno el joven José Miguel Pérez Sierra. Volvió a demostrar que posee talento y resulta eficaz. No era tarea fácil pero la llevó a cabo con éxito, como hiciera hace un par de años con “El viaje a Reims” en Pésaro o en “Los Gavilanes” en Oviedo. Ello no quita para que existiesen algunos descuadres puntuales, como en el primer coro del acto segundo.
Fabiola Herrera prestó carnosidad al personaje de la bruja, Susana Cordón frescura a Rosalía, Julio Morales apasionada ingenuidad a Tomillo, Fernando Latorre contundencia al inquisidor… En fin, que en estas representaciones hay cantantes de verdad que además también son actores y a los que afortunadamente se les entiende todo, algo no muy frecuente. Ya ven que casi todo es positivo, pues bien, aunque todo lo anterior no hubiese resultado así, aún merecería ir a la Zarzuela por escuchar a José Bros. No se puede cantar mejor y al escucharle uno comprende perfectamente el entusiasmo de públicos pasados con Lázaro, Fleta o Graus. No anda él muy lejos de la aproximación del canario, brillante en los agudos pero cuidando filados y pianos. Toda una lección y una demostración del porqué del premio Federico Romero que acaba de serle otorgado. Bravo. Gonzalo Alonso