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Por Publicado el: 23/11/2016Categorías: En vivo

La Clemenza di Tito: 2º reparto

Una buena representación  

LA CLEMENZA DI TITO (W. A. MOZART)

Teatro Real de Madrid. 20 Noviembre 2016.

El Teatro Real ha querido rendir un homenaje al desaparecido Gerard Mortier y lo ha hecho reponiendo una de las óperas más importantes en la carrera del belga y en  una  de  las  producciones  más  unidas  a  su  figura.  La  representación  ha funcionado de manera más que correcta, aunque se tratara del segundo reparto (más bien reparto alternativo), basado en una bellísima producción escénica, una notable dirección musical y un adecuado reparto vocal.

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Si La Clemenza di Tito fue una constante en la trayectoria profesional de Gerard Mortier, hay que decir que siempre lo fue en la producción de Ursel y Karl-Ernst Hermann,  que  él  mismo  estrenara  en  el  lejano  año  1982  en  La  Monnaie  de Bruselas. Han pasado 34 años, por tanto, desde que esta producción escénica viera la  luz  y  todavía  ofrece  una  frescura  y  una  calidad  notables. Se  trata  de  una producción minimalista, en la que la escenografía consiste en tres paredes y un techo pintados en blanco, con un cambio a un verde claro en la parte inferior de las paredes,  en  las  que  se  ofrecen  tres  puertas,  por  las  que  entran  y  salen  los personajes, y que a veces (escena  del incendio del Capitolio y segunda  aria  de Vitellia) pe rmiten ver un fondo de columnas en un caso y de paisajes marinos en el otro. Este tipo de escenografías cerradas son muy agradecidas   para la proyección de las voces.
En  escena  apenas  hay otros elementos  que dos sillas, a  la  que se  añade en  el segundo  acto  una  columna  rota  para  la  escena  de Annio y Sesto, y un  trono, siempre  en  blanco,  para  la  de  Tito  y Sesto.  El  vestuario,  obra  de  Karl-Ernst Hermann, lo mismo que la escenografía y la iluminación, es muy atractivo en casi todos los casos, siendo quien sale peor parado el personaje de Servilia. También la iluminación funciona de manera más que notable. A todo ello hay que añadir una impecable dirección de actores, además del juego del coro, que es un complemento ideal a una producción minimalista. Han pasado más de 30 años desde su estreno y no lo parece. La producción tiene una frescura y una calidad indudables.

la-clemenza-di-tito-t-real-2016-rep-2_page4_image3Escena

Al  frente  de  la  dirección  musical  estaba  el  francés  Christophe  Rousset,  bien conocido  de  los  aficionados  por  sus  interpretaciones  barrocas,  casi  siempre  al frente  de  su  orquesta,  Les  Talens  Lyriques.  En  esta  ocasión  no  dirigía  a  su orquesta, sino a la del Teatro Real y tampoco se trataba de una ópera barroca. No obstante, la  dirección  de  Christophe  Rousset  ha  funcionado francamente  bien, aunque me resulta menos convincente en este repe rto rio que en barroco, y, sobre todo, en el barroco francés. Hubo buen gusto y delicadeza siempre, lo que es de agradecer.  A  sus  órdenes,  la  Orquesta  del  Teatro  Real  lo  hizo  de  manera destacable. Muy afinado el Coro del Teatro Real en sus episódicas intervenciones.

Se han programado dos repartos vocales, que, como es habitual en el Teatro Real, únicamente se pueden considerar como primero y segundo en orden cronológico, ya que el precio de las localidades es el mismo. La verdad es que en este caso tampoco podemos hablar de diferencia a favor del primero de los repartos. Creo que en conjunto puede funcionar mejor este segundo que el primero.

El  personaje  del  emperador  Tito  fue  interpretado  por  el  tenor  suizo Bernard Richter,   muy   adecuado   vocal   y   escénicamente.   La   voz   tiene   calidad   y homogeneidad y se desenvuelve bien en escena. Únicamente, hay algunas notas tirante en la parte alta.
Me llamaba la atención la presencia de la soprano canaria Yolanda Auyanet en la parte de Vitellia, ya que es uno de los personajes más exigentes en todas las óperas de Mozart, perfectamente comparable en cuanto a tesitura a la Fiordiligi. Por el repertorio que viene cantando Yolanda Auyanet parecía claro que su voz había evolucionado en los últimos años, pero tenía mucho interés en comprobarlo, ya que no había tenido ocasión de verla desde hacía casi 6 años y en un  rol más bien ligero.    La  sorpresa  (si  es  que  así  puede  considerarse)    ha  sido  agradable.
Efectivamente, su evolución vocal es notable y hoy es una lírica plena, con voz atractiva y que resuelve con suficiencia las grandes exigencias en las notas bajas. Está algo más apretada en el extremo agudo, pero, en conjunto, su Vitellia me ha resultado francamente buena.

La     mezzo soprano    navarra     Maite    Beaumont    fue    una     delicada     y extraordinariamente musical intérprete de Sesto. Si no recuerdo mal, fue ella la intérprete de Annio en este teatro en el año 2008. La calidad vocal está siempre p resente, como lo está su delicadeza y buen gusto, así como su expresividad. Para ser  un  Sesto  de  referencia  no  le  falta  sino  algo  más  de  volumen  vocal.  Su interpretación del aria Parto, parto fue un modelo de buen gusto y emoción.

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En el personaje de Annio tuvimos a la canadiense Sophie Harmsen, que dejó una impresión muy positiva. La voz es atractiva, canta con gusto y ofrece una voz de tamaño adecuado y suficiente.

También lo hizo bien la sopr ano moldava Anna Palimina en la part e de Servilia. La voz tiene atractivo y canta con gusto.

Finalmente, el barítono Guido Loconsolo repitió como Publio, como ya lo hiciera aquí en esta misma producción hace 4 años. En esta ocasión me ha gustado menos, encontrando su voz y su canto más bastos que entonces.

El  Teatro  Real  ofrecía  una  ocupación  de  alrededor  del 95  %  de  su  aforo.  El público se mostró cálido con los artistas en los saludos finales, especialmente con las dos mezzo sopranos.
La  representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 48 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 2 horas y 18 minutos. Seis minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 214 euros, habiendo butacas de platea al precio de 204 euros. La localidad más barata costaba  35 euros.

Debido al color blanco de la escenografía y la intensa luz de la producción, era imposible leer los sobre-títulos laterales, habiendo incluso dificultades para poder leer los situados encima del escenario. Creo que sería conveniente que el teatro hiciera algo, ya que no es una ópera tan habitual pa ra el aficionado. José M. Irurzun

 

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