“La Fille du Regiment”, Pelly salva el espectáculo
Laurent Pelly salva el espectáculo
LA FILLE DU REGIMENT (G. DONIZETTI)
Teatro Real de Madrid. 5 Noviembre 2014.
Estas notas corresponden al segundo de los repartos programados, que han de ser considerados como alternativos, al ser el precio de las localidades el mismo en ambos casos. Mi primera sorpresa en esta representación ha sido el aspecto del teatro, ya que no recordaba haber visto tantas localidades libres en muchos años. Si no me equivoco, es la primera vez que se representa esta ópera en el Teatro Real tras su reapertura hace
15 años. Anteriormente, se había visto en varias ocasiones en el Teatro de la Zarzuela, guardando un especial recuerdo de unas representaciones en dicho teatro en el año 1984, que contaron con la presencia de Alfredo Kraus, June Anderson y Carlos Chausson. Habrá que recurrir al manido dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Hay que reconocer que esta ópera solo se justifica contando con algún intérprete extraordinario, ya que su calidad musical no es precisamente sublime, salvo algunas páginas aisladas. No lo ha habido en este caso y esperemos que el primer reparto con Javier Camarena pueda justificar más su programación.
La producción de Laurent Pelly se pudo ver en el Liceu de Barcelona en Marzo de 2010, que entonces se anunciaba como nueva producción, aunque ya había recorrido los principales escenarios del mundo. Ya entonces me llamaba la atención que se anunciara así y más todavía ahora, cuando en Madrid se anuncia como coproducción del Metropolitan, Covent Garden y la Staatsoper de Viena, no apareciendo en la lista el Liceu.
La producción de Laurent Pelly, ambientada en la Primera Guerra Mundial, tuvo una estupenda acogida de público y crítica desde su estreno en el Covent Garden en Enero de 2007. El director de escena francés entra en el juego de ofrecer una ópera divertida y lo hace a conciencia, destacando de manera muy especial el gran trabajo escénico que lleva adelante con el coro. Hay algo más que consigue – y de gran importancia – y es el hecho de que los cantantes se entregan a sus personajes y se divierten en escena, al menos tanto como los espectadores en sus butacas. Cuando tantas veces tenemos que asistir a producciones de las llamadas conceptuales o, en el caso opuesto, a las que buscan la estética y ahí se quedan, es tanto más de agradecer el trabajo de un hombre de teatro que se pone al servicio de la ópera y aporta trabajo e imaginación. La escenografía (Chantal Thomas) es bastante simple, formada en el acto I por mapas de la Europa en guerra y en el acto II por un salón muy rico, al que como toque original únicamente le faltan las paredes. Vestuario de Laurent Pelly muy adecuado, tanto en la parte militar como en la recepción de invitados y una iluminación mejorable debida a Joël Adam. Pero lo que destaca por encima de todo es el gran trabajo de escena de Laurent Pelly, lleno de imaginación y golpes de efecto, que provocan la risa del público. Particularmente destacables son la aparición del Regimiento en la escena final con una tanqueta y Tonio encima o la presentación final en escena, durante el coro Salut a la France, de un gran cuadro de un gallo, terminando la ópera con su “Kikirikí”. Finalmente, diré que la dirección escénica en Madrid ha corrido a cargo de Christian Rath.
Se alternaban en la dirección musical Bruno Campanella y Jean-Luc Tingaud, siendo este último quien ha ocupado el podio en esta representación. La dirección del francés me ha resultado muy poco convincente. Ya desde la obertura el sonido que salía del foso era poco adecuado a la ligereza de la ópera, habiendo faltado gracia, ligereza y comicidad en toda su lectura. Espero que Bruno Campanella nos ofrezca algo más interesante. Correcta la actuación de la Orquesta del Teatro Real, por debajo de otras ocasiones. Buena la actuación del Coro del Teatro Real.
Como digo más arriba, esta ópera necesita figuras excepcionales para justificar su programación y estos no han estado presentes en esta representación.
La protagonista de la ópera es Marie, que fue interpretada por la siciliana Desirée Rancatore, que ofreció una notable composición escénica del personaje, funcionando bien en términos vocales, aunque su voz no esté demasiado sobrada de calidad ni volumen.
Antonino Siragusa fue un Tonio de escaso interés. Este tenor tiene facilidad en los agudos, pero esto no es suficiente, aunque sea muy importante para triunfar en esta ópera. En Pour mon âme faltó brillantez y en Pour me rapprocher de Marie hubo escasa emoción.
Luis Cansino estuvo bien en el Sargento Sulpice. Tuvo desenvoltura escénica, una voz adecuada y un francés mejor de lo que esperaba.
La mezzo soprano Rebecca De Pont Davies fue mejor actriz que cantante en la parte de la Marquesa de Berkenfiel. La voz deja mucho que desear, aunque no sea un personaje que tenga mucho que cantar.
Antonino Siragusa y Desirée Rancatore
En los personajes secundarios Isaac Galán lo hizo bien en la parte de Hortensius, cumpliendo bien con su cometido Mathieu Bettinger en la parte del Notario. La actriz Ángela Molina fue una discreta intérprete del personaje de la Duquesa Crakentrorp.
El Teatro Real ofrecía un aspecto desolador, con una entrada que rondaría el 70 % de su aforo. El público se mostró cálido durante la función, aunque ninguna de las arias obtuvo más de 20 segundos de aplausos. Al final, acogida sin entusiasmo a los artistas, siendo los mayores aplausos para Desirée Rancatore.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 33 minutos, incluyendo un intermedio de 30 minutos. Cinco minutos escasos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 213 euros, costando la más barata con visibilidad plena 34 euros. Jose M. Irurzun
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