Argerich y Quiroga: La madurez del camaleón
La madurez del camaleón
Martha Argerich es un auténtico animal musical. Y una pianista e intérprete de mil caras, que nos ha ido mostrando en su vehemente vida, que alcanza ya los 75 años de existencia. Definir a la artista, al músico, a la intérprete y seguramente a la mujer sería tarea para un libro de muchas páginas. Por muchos motivos entre los que se encuentra en primer lugar su prodigioso talento, pero por otras cosas; diría que sobre todo por su capacidad de adaptación al medio, por su ´camaleonismo´, por su extraordinaria capacidad para reinventarse. Lo ha hecho en infinidad de momentos a través de su carrera, setenta años ya sentada al piano. Pero quizá de todas esas vueltas y giros alrededor de sí misma uno de los más apasionante es el último, una unión contra natura (¿) con su paisano y también pianista y sin embargo amigo Daniel Barenboim, con el que ha tocado en varios memorables conciertos en los últimos meses. Beethoven (Primero para piano), Mozart (Sonata para dos pianos K. 488 ), Schubert (Variaciones D.813), Schumann ( Andante y Variaciones op,46) o Stravinsky, con nada más y nada menos que la versión para dos pianos del propio compositor de su Consagración de la primavera, no son todos ellos, autores y obras, como para pensar que se podía tratar de un encuentro ´informal´ entre amigos. En estos conciertos (Berlín y Buenos Aires) hubo un auténtico duelo entre dos personalidades a veces casi antitéticas, en los que siempre ganó la música, y siempre por la maravillosa capacidad de cada uno por adaptarse a los gustos y maneras del otro: más lúdica, efervescente y fantasiosa la de Argerich, más reflexiva, indagadora e intelectual la del otro. Pero brindando en todo momento un espectáculo impagable.
Ahora, aquí y ahora, Argerich protagoniza otra juntura singular, que poco tiene que ver con muchos de los múltiples encuentros que la argentina suele protagonizar con sus amigos. Ahora se une a un joven cuarteto de cuerda español muy en alza para hacer el Quinteto op.44 de Schumann. Ella tocará también la Partita núm.2 de Bach, y el tal joven cuarteto, no otro que los Quiroga, o sea, la mejor agrupación española en ese género que tenemos ahora mismo aquí, el Op.51/1 de Brahms, que por cierto ya han grabado y con resultados excelsos. Este concierto se va a celebrar dentro del ciclo de La Filarmónica, en coproducción con el CNDM (Centro Nacional de Difusión Musical) una marca la primera que cada año que pasa está más consolidada en Madrid y otra a cuyo frente sigue haciendo diabluras su director, el polivalente Antonio Moral. No sé cómo y qué habrán hecho los responsables de ambas para conseguir que la señora Argerich se avenga a transitar el programa propuesto, e ignoro si esta conocía a la agrupación española con la que va a tocar. Lo que, por consiguiente, dice mucho en favor de la bonaerense, que sigue practicando su conocida política de probar lo nuevo sin pensárselo mucho. Me atrevo a conjeturar que al sentarse al lado de los Quiroga y empezar a tocar habrá levitado lo suyo, pues se trata de un cuarteto que interpreta con inusitada pasión, imponente musicalidad y una idea de la expresividad que casa perfectamente con las maneras de Argerich.
No añadiré mucho más, salvo la necesaria sentencia con la que se suele acabar un artículo de estas características: recomendación total y absoluta para este concierto, un evento que ningún buen aficionado debe perderse.
Martha Argerich, piano. Cuarteto Quiroga. Obras de Bach, Brahms y Schumann. Auditorio Nacional de Música, sala sinfónica. Jueves 6, 19.30. Entre 15 y 40 €.
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