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"¡SÁLVATE, TRISTÁN!"
Por Publicado el: 22/08/2014Categorías: Recomendación

LA MEJOR ÓPERA DE VERDI

 

YNZ-RPHO--Photo: Marco Borggreve Copyrighted

LA MEJOR ÓPERA DE VERDI

No tengo el dato pero creo que la Quincena Musical de San Sebastián es el festival de música clásica más antiguo de España. Su primera edición tuvo lugar en 1939, es decir años antes de que empezara a andar el Festival de Cine de la ciudad, o lo que es lo mismo, un serie A total del circuito. Para dar aquellos primeros pasos se contó, entre otras instituciones, con el Orfeón Donostiarra. La primera parada tuvo lugar en el Teatro Gran Kursaal, pero al año siguiente pasó a celebrarse en el Victoria Eugenia, y así  hasta que en 1999 se reinaugurara el Auditorio Kursaal. Hoy los conciertos de San Sebastián se reparten entre el Auditorio y el Teatro Victoria Eugenia, pero las actividades musicales se han extendido a otros lugares de Guipuzcoa.

       El Orfeón Donostiarra, o lo que es lo mismo, una de las masas corales mejores del mundo y, como he dicho antes, una de las almas-madre de la Quincena, tiene nueva sede. Y es emocionante que 75 años después siga al pie del cañón, enfrentándose a las más grandes y temibles partituras del repertorio; lo es poder volver a escucharle el Requiem de Verdi, sin la menor duda uno de las creaciones musicales de tema religioso más importantes y mejores de la historia del género. Y seguramente, junto a la Missa Solemnis de Beethoven, la de mayor complejidad interpretativa.

       Realmente no guardo muchos buenos recuerdos de interpretaciones de esta partitura. No he tenido ocasión de escucharla nunca en una versión que me satisficiera plenamente. En disco, y en grabaciones ya talludas, me gustó mucho en su día la de Riccardo Muti (1987). Bastante antes, me impresionó la de Georg Solti (con la Filarmónica de Viena, de finales de la década de los 60 del siglo pasado), que luego al revisarla se me ha quedado en menos; su interpretación de 1977 con la Sinfónica de Chicago también se queda en un quiero y no puedo. Muchísimo mejor es la de Sir John Barbirolli, de 1970, que, por otro lado, me descubrió bastantes aspectos de la obra a los que no había llegado ni de lejos.  Giulini la grabó a finales de los 80 y su fina dirección queda como una de las más logradas. Y en fin, ya más modernamente, es especialmente buena la de Pappano y, de las dos de Barenboim (Chicago, 1994 y Scala de Milán, 2012), me parece aceptable la primera y de absoluta referencia la otra, fundamentalmente porque cuenta con cuatro cantantes que no solo son de ensueño en teoría sino que en la grabación (en vivo, 27 de agosto) estuvieron especialmente inspirados.

      El Requiem de Verdi es algo más que una misa de muertos. Que también. Pero por encima de ello es la expresión máxima de un operista que duda de todo, y que lleva al género a un terreno prácticamente inexplorado, situándolo en medio de la misma ópera; una especie de Bernini que lucha por superar la maravillosa, excelsa  y canónica medida de un Borromini. Las entradas para este jueves están agotadas, pero siempre hay alguien al final que falla. Merece la pena intentarlo; junto al Orfeón, la Quincena nos regala un grupo de intérpretes de primera línea. La dirección correrá a cargo del joven Yannick Nézet-Séguin, hasta hace unos poco años la gran esperanza blanca de la dirección musical internacional, hoy un director ya consolidado como uno de los más interesantes y mejores. Claro que el Requiem de Verdi requiere un cuarteto vocal de mucha altura para que no se produzca el, por otro lado frecuente, naufragio. En este caso las garantías las aportan Camilla Nylund (una voz escasa para la parte, pero una señora que canta muy bien), la mezzo Karen Cargill, el tenor Bryan Hymel y el potente pero refinado Mikhail Petrenko. Pedro González Mira

VERDI: Requiem.Camilla Nylund, Karen Cargill, Bryan Hymel, Mikhail Petrenko. Orfeón Donostiarra. Orquesta Filarmónica de Roterdam. Dir.: Yannick Nézet-Séguin.  26, 20.00. Entradas agotadas.

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