La noche “friki”
La noche “friki”
Critica Javier Moreno – Canarias
Por más que miro el programa del Festival no acabo de encontrar la etiqueta que identifi¬que a la intervención de la Filarmónica de Gran Canaria en el mismo corno concierto popular. Pero lo cierto es que su director, Pedro Halffter, estaba convencido de que lo habían invitado a la noche verbenera. Si les soy sincero, tampoco en-tiendo qué significa exactamente concierto po¬pulan, y tiendo a pensar que es parte de esa ma¬traquilla que tienen algunos con llevar la cultu¬ra al pueblo, aunque esos mismos no sepan muy bien a qué se refieren con ninguno de los dos términos. Lo cierto es que Halffter se tomó la velada como una oportunidad para demostrar que si un día le fallara el trabajo de director de orquesta, se podría dedicar con mejores pers¬pectivas al digno oficio de malabarista, de esos que cada noche hacen una tournée por los hote¬les del Sur La Tierra de Rueda es una obra que se acomoda a su estilo, lo cual es una obviedad al ser Halffter el patrocinador de la pieza. La obra es otro chimponeo sin historia que si subió al escenario del Auditorio se debe a que, como ya han subido tantas mediocridades, una más no iba a suscitar especial animadversión. Iván Martín se intentó tomar en serio la Rapsodia española de Albéniz. Mostró porqué hace años que ha dejado de ser la joven prome¬sa, una vez que ha superado por completo esa inhibición que antes tenía ante el piano. Ahora ya es un pianista completo que expresa lo que quiere y como quiere. Solo necesita medirse con gente de su nivel en el podio. En vez de eso, Mar¬tín se tuvo que fajar con Halffter en el piano, cuando al director madrileño, ya en plan vamos a dar otra vuelta de tuerca a la noche másJriki, se empeñó en tocar a modo de propina una obra a cuatro manos. Para que se capte el esperpen¬to, el lector debe saber que mientras el pianista aficionado Halffter tocaba sin partitura, el pia¬nista profesional Martín tenia que leer la suya. Hay que concluir que Martín no solo ha madu¬rado como pianista, sino que también ha desa¬rrollado esa paciencia digna de Job que, por el contrario, tanto le falta a Mariano.Para terminar: Halffter dirigió desde la Luna Los planetas de Holst. En el satélite andu¬vo deambulando todo el tiempo, y como debió hacérsele poca cosa el viaje cósmico, decidió re-matarlo con La Guerra de las Galaxias. Sobre una interpretación de Halffter, cierto crítico ti¬tuló una vez: «Sólo faltó la cabra». En este caso, creo que se ha superado a sí mismo.
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