LA ORCAM ABRE TEMPORADA
LA ORCAM ABRE TEMPORADA
Tras la marcha de José Ramón Encinar como máximo responsable de los conjuntos de la Comunidad madrileña, la institución acertó de pleno al situar al frente de los mismos a un hombre con el talento, la experiencia y el oficio de Víctor Pablo Pérez. Sus conciertos de la temporada pasada fueron éxitos en todos los casos, por un lado, y la programación que nos regala en esta, por otro, no solo no nos hace añorar a las de Encinar, sino que marcan una línea bastante parecida en lo fundamental. Hay quien decía que en la nueva etapa se escucharía menos música de vanguardia, pero lo cierto es que la cuota se mantiene alta. Tendrán lugar seis estrenos absolutos, de los que tres son encargos, respectivamente de AEOS/Fundación SGAE, Fundacción BBCA/ORCAM y la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid. E igualmente se podrá escuchar veinte obras por primera vez, entre las cuales destacaría la cantata de Dvorak La novia del espectro, una obra maestra escrita hace más de un siglo. Y en fin, a los trece conciertos de abono en la sala sinfónica del Auditorio hay que añadir los seis de un interesante ciclo de Polifonía en la sala de cámara.
Todo esto empezará este lunes 22 con uno de esos estrenos, Canto a las víctimas inocentes, de la madrileña Zulema de la Cruz, una pieza para solistas, coro y orquesta, de la que la propia compositora ha dicho: “Utilizo el coro como apoyo rítmico y melódico al trazo de la orquesta y de los solistas, reforzando así la comprensión del texto (…), que tiene estructura de letanía, y es de Antonio Maura. La obra es un homenaje a Benjamin Britten (por eso este encargo se va a interpretar junto al Requiem de Guerra), y está dedicada a Víctor Pablo Pérez. La obra está escrita para gran orquesta, con timbales y dos percusionistas, coro mixto, coro mixto de cámara y coro infantil, además de para tres solistas vocales, una soprano, un tenor y un barítono. Dura unos 12 minutos”. Y añade: “Está basada en la idea de rendir un homenaje a las víctimas inocentes de todo el mundo. Las catástrofes naturales, las guerras, los atentados terroristas, los accidentes, las injusticias… producen cada día miles de víctimas inocentes en este nuestro maltratado planeta azul, llamado Tierra. Para plasmar en la partitura este concepto, he utilizado símbolos musicales relacionados con los homenajes a las víctimas, que provienen de la tradición popular española (Negra Sombra y Cant dels ocells), del gregoriano (Veni Creator y Dies Irae) que, entrelazados con mi propio lenguaje, tejen una misma unidad musical. Como en los trabajos compositivos de estos últimos años, empleo el número áureo, la serie/sucesión de Fibonacci y las estructuras en racimo, para proporcionarme la forma general y parcial, así como las estructuras verticales y horizontales de la obra”.
Y después Víctor Pablo Pérez llenará los, aproximadamente 85 minutos restantes del concierto con una obra maestra absoluta, el impresionante fresco britteniano War Requeim, o lo que es lo mismo la música más salvajemente pacifista que probablemente haya salido de la pluma de un compositor en todo el siglo XX. Todo comenzó en 1962, con motivo de la consagración de la nueva catedral de San Miguel, de Conventry, bombardeada la anterior en la gran guerra europea. En aquel difícil momento de posguerra, toda Europa buscaba crear señas de identidad nuevas, e invertir en cualquier obra –civil o religiosa- se consideraba un buen camino para ello. De la antigua catedral hoy solo quedan unas ruinas (las que dejó en pie la Luftwaffe alemana el 14 de septiembre de 1940), al lado de la cual se construyó la nueva, de alguna manera convertida en símbolo nacional. Y para esa consagración se encargó a Britten que escribiera la música. El compositor eligió como texto un réquiem de guerra, resultado de combinar los textos latinos de una misa de réquiem con textos seleccionados de Wilfred Owen, sin duda el poeta de habla inglesa que mejores cosas escribió durante la primera guerra mundial, contienda en la que falleció. Britten, tan intimista en sus pequeñas obras orquestales, sus canciones, y hasta en sus óperas, se planteó en esta página una pieza no ya solo de gran tamaño orquestal (los efectivos requeridos son importantísimos) sino que llegara a convertirse en un testimonio para la reconciliación. Su armadura sinfónica, a veces de una violencia que debe ser entendida en su justo significado de denuncia, la convierte en una de las músicas de guerra más acongojantes de su tiempo y tiempos posteriores. Britten invitó para el estreno a un alemán, Dietrich Fischer-Dieskau; un inglés, Peter Pears, y una rusa, Galina Vishnevskaia. Los soviéticos le negaron el permiso para viajar a Occidente a esta última, aunque un año más tarde sí intervino en la grabación discográfica que dirigió el propio Britten. La sustituta fue Heather Harper
Afortunadamente, Britten, como ya he dicho, grabó la obra rápidamente, y después ha habido otros registros significativos (los de Rattle, Rilling o Pappano, por ejemplo), que nos han ayudado mucho a familiarizarnos con ella. En España la hemos escuchado hace poco en Madrid, y vuelve ahora en una inauguración de temporada. Estamos, pues, de suerte, porque se trata de una de las obras capitales del siglo XX.
BRITTEN: Requiem de Guerra. Ekkaterina Metlova, soprano; Agustín Prunell Friend, tenor; Gabriel Bermúdez, barítono. Pequeños Cantores de la JORCAM. Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coro de RTVE. Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid . Dir.: Víctor Pablo Pérez. Lunes 22, 19.30. Entre 7 y 10 €.
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